miércoles, 15 de enero de 2014

PARQUES NACIONALES SALVADOREÑOS. PARQUE WALTER DEININGER.


AVENTURA EN EL PARQUE WALTER DEININGER.

El Parque Nacional Walter Deininger ha cambiado su imagen y se ha convertido en un destino para la práctica de diferentes disciplinas de deportes de aventura: ciclismo de montaña, rappel, camping, senderismo, así como también se puede disfrutar de un entretenido recorrido por sus 1047 manzanas (732 hectáreas) en unos modernos vehículos deportivos utilitarios para todo terreno (ATV).

Amplias areas para acampar, con estructuras de madera para una segura ubicación de las tiendas de campaña; un circuito de cuerdas altas; la cueva del encanto y la poza el salto, son algunas de las interesantes recursos con los que cuenta el parque, que se encuentra en el municipio del Puerto de La Libertad y a unos minutos de la Playa San Diego, lo que completa el paseo, si se quiere un refrescante baño en las cálidas aguas del Océano Pacífico.

El parque existe gracias a la visión de Don Walter Tilo Deininger, filántropo de origen alemán que hizo de El Salvador y específicamente del Departamento de La Libertad, su hogar. Al morir dona su finca de la costa para que se convirtiera en el Parque Nacional W. T.D.

Naturaleza, seguridad y actividades de aventura hacen del Parque Nacional Deininger un atractivo destino para salir de casa, entretenerse y ejercitarse con diferentes disciplinas y mucha aventura.
SERPROTUR TRAVEL NETWORK te invita a visitar el parque Deininger y que compartas con nosotros tu experiencia.
 

martes, 1 de octubre de 2013

PRESIDENTES SALVADOREÑOS, TENIENTE CORONEL JULIO ADALBERTO RIVERA.

La década de 1960, en El Salvador, está marcada por la continuación de gobiernos militares, la lucha contra el fantasma del comunismo y la influencia de John F. Kennedy y su "Alianza para el progreso" con la que pretendía promover un cambio social y económico fundamental y garantizar la seguridad militar.
El Coronel Julio Rivera introdujo ciertos cambios, en un intento por apaciguar los intereses contradictorios dentro y fuera de El Salvador. 

  1. En primer lugar se introdujo la representación proporcional de tal manera que la oposición no comunista podría al menos participar en la asamblea y en los gobiernos locales. Al final de la década los partidos de la oposición habían conseguido casi la mitad de los escaños de la asamblea y controlaban algunos gobiernos municipales, incluido San Salvador.
  2. En segundo lugar, se introdujo un impuesto progresivo, lo cual hizo que los ricos pagasen más de esta manera y a la vez proporcionó al gobierno recursos adicionales para programas sociales.
  3. Más importante fue el papel abierto del ejercito en el desarrollo social y económico por medio de la acción civica-militar. Esta acción incluia, entre otras cosas, la construcción y reparación de escuelas y carreteras, el servicio de transporte para excursiones escolares y la distribución de alimentos por medio del programa de Caritas, clínicas médicas, donaciones de tela para uniformes escolares, distribución de afiches con los símbolos nacionales, donación de sangre por parte de los reclutas para los hospitales y servicios de almuerzo y barberia para los niños pobres de las escuelas.
De esta manera, los recursos del ejército se sumaron a los de los ministerios de educación, obras públicas, salud e interior.




El Teniente Coronel Julio Adalberto Rivera Carballo (Zacatecoluca, El Salvador, 2 de septiembre de 1921 - San José Guayabal, El Salvador, 29 de julio de 1973) fue un militar y político salvadoreño, Presidente de la República (1962-1967) y fundador del Partido de Conciliación Nacional en 1961.


Ingresó a la Escuela Militar en 1939. Se graduó de subteniente en 1944. En 1954 fue enviado a Europa, para hacer estudios en la Escuela de Guerra del ejército italiano en Civitavecchia. Regreso a El Salvador en 1957. El 26 de octubre de 1960, participa en el Golpe de Estado que derrocó al presidente José María Lemus. El 25 de enero de 1961 se incorpora al gobierno provisional del Directorio Cívico Militar. Al año siguiente se presenta como candidato único en las elecciones presidenciales.

Inició su gobierno el 1 de julio de 1962, teniendo como vicepresidente al abogado Francisco Roberto Lima. Su gobierno suscribió acuerdos con los Estados Unidos en el marco de la Alianza para el Progreso y desarrollo algunas reformas políticas y sociales para contener a los movimientos de izquierda, estimulados por el reciente triunfo de la Revolución Cubana. Lanzó un plan de construcción de infraestructuras, incluyendo el muelle del Puerto de Acajutla; de modernización de la industria y se abocó a la creación del Mercado Común Centroamericano. Entregó la presidencia al General Fidel Sánchez Hernández, el 1 de julio de 1967. Entre 1968 y 1973 fue embajador de El Salvador en los Estados Unidos.

Rivera falleció a causa de un ataque cardíaco.

lunes, 30 de septiembre de 2013

PRESIDENTES SALVADOREÑOS POCO CONOCIDOS. SANTIAGO GONZÁLEZ


Después del llamado período Morazánico, donde se siembra la semilla del liberalismo y el anticlericalismo en las repúblicas centroamericanas, la política criolla estaba marcada por la polarización, Conservadores por un lado y Liberales por otro. Con la llegada a la presidencia de Santiago González (1871-1876), se inician las "reformas liberales del siglo XIX" que se proponían, políticamente, construir un estado laico, es decir, buscaban la separación del poder civil del eclesiástico; por eso desde la llegada del presidente Santiago González en abril de 1871, se inició un proceso de elaboración de leyes y de Constituciones políticas que progresivamente fueron introduciendo cambios esenciales en la estructura del Estado.
Se suele sostener que la llegada de Santiago González al poder no implicó grandes cambios en la estructura económica, o que su presidencia no represento ningún cambio fundamental para la historia política e institucional del país pero su presidencia marca el punto de partida de un período liberal que inicia un significativo cambio en las políticas de Estado que fueron arrinconando progresivamente a los "fanáticos católicos", quienes eran concebidos como verdaderos enemigos del progreso, de la Libertad, de la Igualdad y de la Fraternidad.


Santiago González Portillo, conocido como Santiago González, fue un militar y político guatemalteco, nacionalizado salvadoreño. (Zacapa, Guatemala, 25 de julio de 1818 - San Salvador, El Salvador, 1 de agosto de 1887) que fue Presidente de la República de El Salvador entre 1871 y 1876.

González era un liberal guatemalteco que se exilió en El Salvador, en la década de 1850, huyendo de la persecución del gobierno conservador de Rafael Carrera. En el gobierno del presidente Gerardo Barrios, ocupó diversos cargos públicos. El 21 de febrero de 1862 fue nombrado Primer Designado a la Presidencia de la República y elegido Presidente de la Legislatura de El Salvador 1862 a 1863. Al estallar la guerra entre El Salvador y Guatemala a principios de 1863, fue nombrado Comandante militar del fronterizo Departamento de Santa Ana. En julio de 1863, pactó con Rafael Carrera, que encabezaba el ejército guatemalteco y reconoció al conservador Francisco Dueñas como nuevo presidente, desconociendo al gobierno de Gerardo Barrios.

En el gobierno de Dueñas, el mariscal González se desempeñó como ministro de Guerra (1863-1871). En 1865, encabezó el tribunal militar que juzgó y condenó a muerte a Gerardo Barrios por intentar dirigir una insurrección popular. Mientras ocupaba el cargo de ministro se casó en San Salvador el 1 de marzo de 1866 con la salvadoreña Soledad Fortis.

El 12 de abril de 1871, derrocó a Dueñas mediante un golpe de Estado y asumió la presidencia provisional de la república. Convocó a una Asamblea Constituyente que estableció la nueva Constitución Política de la República en 1871, en virtud de la cual, el mariscal González fue electo presidente para el período constitucional 1872-1874. Sin embargo, en julio de 1872 asume la dictadura y convoca a una nueva Asamblea Constituyente que consagra la Constitución Política de la República de 1872, en virtud de la cual, el mariscal González es reelecto para el período 1872-1876.

Durante su gobierno, adoptó una política liberal, promulgó la legislación (en 1872) donde se estableció la libertad de cultos, la secularización de los cementerios, la legalización del divorcio y el matrimonio civil, la introducción de la educación laica y se supresión de las órdenes religiosas. Entregó el poder el 1 de febrero de 1876, al terrateniente cafetalero Andrés Valle.


jueves, 26 de septiembre de 2013

PRESIDENTES SALVADOREÑOS POCO CONOCIDOS. GENERAL FRANCISCO MALESPÍN

La historia de El Salvador está marcada por una larga sucesión de presidentes, algunos con largas administraciones, otros repiten períodos y algunos otros duran muy poco. De esta lista extraerémos las figuras de presidentes y jefes de estado importantes, aunque no necesariamente conocidos. El primero de la lista es el General Francisco Malespín quien gobierno El Salvador del 7 febrero  al 9 de mayo de 1844 y del 16 de junio al 25 de octubre de 1844..
De el libro "ILMO . MONS. DR. DON JORGE DE VITERI Y UNGO PRIMER OBISPO DE SAN SALVADOR" de el autor Roberto Bolaños Aguilar, extraemos unos parrafos que nos hablan de tan controvertido personaje.

"Los hombres no son ni buenos, ni malos, son simplemente hombres con sus virtudes y sus defectos, con sus aciertos y sus equivocaciones, con su bondad y su maldad, por eso la historia no puede ser un panegírico ni un elogio, pero tampoco una invectiva detracción.

Algo de esto ha ocurrido con la figura histórica del General Malespín. Por un lado, la mayoría, están los que le consideran un personaje cruel, oportunista, sin principios, violento y sanguinario; por el otro, la exigua minoría, están los que tratan de justificar sus acciones y hacer de él un benefactor de la salvadoreñidad. José Dolores Gámez, cuando narra la toma de la ciudad de León, nos presenta al General Malespín como una bestia enloquecida por el alcohol, sediento de ro y de sangre; Jorge Lardé y Larín como un alma noble en quien el obispo Viteri inoculó la droga del poder absoluto.

Maria Leitenschneider, autora de el estudio más completo que conocemos sobre Malespín, por el contrario, quiere presentárnoslo como un personaje que realizo obras en beneficio de El Salvador: "Desde que era Comandante General del Ejército, en la administración del Licenciado Juan Lindo, el mencionado General se vio obligado a presionar a presidente para que firmara el Decreto de fundación  de la Universidad Nacional y del Colegio de Segunda Enseñanza La Asunción; dicho decretro fue emitido el 16 de febrero de 1841.
Al General Malespín se le debe tambien el alumbrado de la ciudad Capital, pues el fue quien encendió el primer farol; lo mismo que el puente que se conoce como el puente Malespín, uniendo la Capital cn el barrio de Candelaria: lo mismo que la apertura de caminos, etc.
...Así termino la vida del General Francisco Malespín, dejando al país sus obras de progreso como es una Universidad Nacional para la cultura del pueblo salvadoreño, que recordará para siempre su nombre y como a través de su efímera administración trató de engrandecer su patria".
Su encumbrada posición militar, permitió al General Malespín incursionar, con poco acierto, en la política nacional. Si los historiadores le conceden que poseía talento como estratega y valentía, para intervenir en las escaramuzas, que eran en realidad las guerras centroamericanas del siglo pasado, ninguno de ellos le concede genio político. Sin embargo fue el hombre fuerte de la política salvadoreña durante varios años: "En El Salvador, los años que siguieron a la ruptura de la Federación estuvieron dominados por la figura del Caudillo y General Francisco Malespín Herrera quien contaba con el apoyo de Carrera. Al principio Malespín no gobernaba directamente, sino que lo hacia a través de presidentes sobre los que ejercía gran influencia. A partir de 1840 estuvieron sucesivamente en el poder Antonio José Cañas, Norberto Ramírez, Juan Nepomuceno Lindo y Juan José Guzmán".
A pesar de haber adquirido un poder envidiable, que lo hacia el arbitro de la vida política nacional, Malespín era un hombre inseguro y, en cuanto tal, fácilmente influenciable por personas de elevada cultura y fuerte personalidad. Influenciable, hasta cierto punto, claro está, por que en algunas Rafael Carrera para apoyar los pactos de Chinandega entre El Salvador, Honduras y Nicaragua, con miras a restablecer la federación.
"Ideológicamente, Malespín, se inclinaba a las ideas liberales, pero igual se emocionaba con las miras de los conservadores. Todo dependía de la impresión que le causara la preparación intelectual de un individuo, su fama y su renombre. Fue así que anudó una fuerte amistad con Monseñor Viteri a quien Malespín obedecía a ojos cerrados".



Francisco Malespín Herrera (Izalco, Sonsonate 28 de septiembre de 1806 – San Fernando, Chalatenango, 25 de noviembre de 1846), militar y político salvadoreño ejerció la Presidencia de la República de El Salvador del 7 de febrero al 9 de mayo de 1844 y del 16 de junio al 25 de octubre de 1845.

Fueron sus padres: don Juan Malespín y doña Luisa Herrera y Rodríguez, quienes se domiciliaron en San Salvador en 1824.

Durante la guerra civil centroamericana (1826 - 1829), aún joven se distinguió en la Batalla de Mejicanos de 1828 y en la toma de la Fortaleza de San Fernando de Omoa en Honduras.

Destaco como caudillo del partido Conservador. En 1840 fue nombrado Comandante de las Armas del Estado, y como tal influyó poderosamente en los sucesivos gobiernos de Norberto Ramírez, Juan Lindo, José Escolástico Marín, Juan José Guzmán y Fermín Palacios.

El 7 de febrero de 1844, Fermín Palacios entregó la Presidencia al General Malespín, quien había sido electo Presidente de la República, para el período constitucional 1844 a 1846. Como representante de los Conservadores mantuvo buenas relaciones con el Obispo de San Salvador, Jorge Viteri y Ungo, de quien Malespín era ahijado.

En marzo de 1844, la Asamblea Legislativa decretó el restablecimiento del fuero eclesiástico al Clero salvadoreño, bajo la autoridad eclesiástica, anulando la ley del 26 de agosto de 1830 que suprimía dicho fuero; durante el gobierno del liberal José Damián Villacorta.

Aliado con el gobierno hondureño en lucha contra el gobierno de Nicaragua, Malespín entregó, el 25 de octubre de 1844, la Presidencia de la República a su vicepresidente, General Joaquín Eufrasio Guzmán y la Comandancia del Ejército a Calixto Malespín, su hermano. Marchó hacia Nicaragua y en 1845 ocupó la ciudad de León en donde es recordado por su afición al ron y su carácter volátil que provocó excesos de sus tropas que destruyeron la ciudad incendiándola y saquearon los objetos sagrados de sus Iglesias; lo cual sumado al fusilamiento del Presbítero Pedro Crespín, provocó que el 23 de febrero de 1845 su padrino y Obispo Jorge Viteri y Ungo, lo fulmine con excomunión mayor en la Catedral de San Salvador.

El 15 de febrero de 1845 al volver victorioso de la campaña en Nicaragua, el mismo Ejército lo desconoce y el Poder Legislativo declaró nula la elección de Presidente de la República hecha en el General Malespín, siendo sustituido por el vicepresidente Guzmán.

Malespín huye a Honduras donde recibe protección del Presidente hondureño Coronado Chávez. En noviembre de 1846, intentó invadir El Salvador, para recuperar la presidencia pero cuando marchaba hacia San Salvador, Malespín fue asesinado a manos de un grupo de indígenas en el pueblo de San Fernando, departamento Chalatenango. Fue decapitado y su cráneo fue colgado en Ciudad Delgado, en donde, por ese hecho, ahora se conoce como la Cuesta de la Calavera.

lunes, 23 de septiembre de 2013

PROCERES DE LA INDEPENDENCIA DE CENTROAMÉRICA. JOSÉ MARIANO CALDERÓN




Nació en una hacienda cercana a la ciudad de San Vicente, en una fecha indeterminada entre 1778 y 1783, en el hogar de Mariano Antonio Calderón de la Barca y Teodora de San Martín.

Con estudios primarios y secundarios realizados en territorios salvadoreño y guatemalteco, ingresó al Seminario Tridentino y a la Real y Pontificia Universidad de San Carlos Borromeo, en la ciudad de Guatemala. El 9 de octubre de 1803 fue ordenado como presbítero por el Arzobispo Monseñor Luis Peñalver y Cárdenas y poco después se doctoró en Derecho Civil y Canónico.

Reconocido por sus altas capacidades intelectuales, religiosas, legales y humanas, rechazó un alto puesto que le fue ofrecido en el Obispado guatemalteco, así como la Mitra que le ofreció la Corte madrileña, en agradecimiento por su defensa local del imperio español durante la invasión de las tropas napoleónicas.

Coadjutor del párroco de Metapán durante algún tiempo, en junio de 1810 pasó a Zacatecoluca como cura beneficiado, cargo que obtuvo por oposición frente a otros candidatos, que buscaban sustituir al también presbítero y prócer independentista Mariano Antonio de Lara y Aguilar. Estimulado por los sucesos emancipadores de noviembre de 1811, se adhirió al ritmo de los tiempos y predicó entre sus feligreses a favor de la libertad, a lo que le dio continuidad en los años venideros.

Devoto de la Virgen de Dolores y de San Bernardo, el 13 de julio de 1820 fue nombrado cura colado de la zona de los Texacuangos, plaza religiosa en la que laboró, con algunas interrupciones, desde septiembre de ese año hasta el día de su muerte.

Al año siguiente fue electo, por el partido electoral de Chiquimula, como integrante de la Diputación Provincial del Reino de Guatemala, en cuyo carácter fue la suya la tercera firma que se estampó en el Acta de Independencia del 15 de septiembre de ese año. Después, se convirtió en integrante del primer gobierno de la Centro América independiente, presidido por Gabino Gaínza.

Tras suscribir el acta de anexión de las provincias ístmicas al Imperio Mexicano del Septentrión (5 de enero de 1822), retornó a las labores sacerdotales en su parroquia, aunque investido ya con el nombramiento pontificio de Protonotario Apostólico.

Durante la invasión mexicana a San Salvador, abrió las puertas de su parroquia a los refugiados y perseguidos por las fuerzas del brigadier Vicente Filísola, a los que suministró techo y asistencia completa de alimentos y medicinas.

Tras la caída del sueño imperial del brigadier mexicano Agustín de Iturbide, en 1823 llegó de nuevo a ciudad de Guatemala, en su carácter de representante electo por Chalatenango para el primer Congreso Nacional de las antiguas provincias españolas, entidad política que declaró la independencia absoluta de las Provincias Unidas del Centro de América de España, México o cualquier otra potencia del mundo.

Del 14 de marzo al 17 de abril de 1824 se desempeñó como presidente temporal del primer Congreso Constituyente de El Salvador, al que llegó electo como diputado por San Salvador. Pocos meses más tarde, ese cuerpo colegiado promulgó la primera Carta Magna del país, redactada por el doctor Pedro Molina y el licenciado José Damián Villacorta.

Opuesto al nombramiento civil de José Matías Delgado como primer Obispo de San Salvador, el presbítero Calderón volvió a ocupar su parroquia y falleció en Santiago Texacuangos, el 9 de abril de 1826. Su muerte se encuentra asentada en los libros municipales del lugar, en cuya iglesia fueron sepultados sus restos mortales, tal y como lo señala una placa instalada en la fachada de la misma por la Academia Salvadoreña de la Historia.

martes, 17 de septiembre de 2013

Historia de Chile: La Independencia de Chile. Resumen del Periodo 1810-1830: La lucha por la Independencia

En el mismo mes de la independencia de Centroamérica, se celebra la independencia de la república de Chile, SERPROTUR TRAVEL NETWORK, les invita a conocer un poco más de este proceso histórico de la hermana República de Chile.


Retrato de Bernardo O'Higgins. Pintura: Gil de Castro.


Historia de Chile: La Independencia de Chile.
Resumen del Periodo
1810-1830: La lucha por la Independencia

La disolución del Estado Imperial español a partir de 1808, provocó la primera y más grande crisis política de la historia de Chile. Esta se prolongó desde ese año hasta 1830, cuando se logró establecer un ordenamiento político más o menos definitivo. Así, en un total de 22 años, Chile dejó de ser una colonia y pasó a ser una República independiente que empezaba a organizarse.

La complicada situación que España vivía en la Europa convulsionada por la Revolución francesa, tuvo un punto cúlmine en la ursurpación del trono español por parte de Napoleón Bonaparte y la posterior entronización como Rey de José I, hermano del Emperador francés.

Reacción ante la crisis en España

Ante la invasión y también ante la inoperancia de las autoridades e instituciones establecidas, el pueblo español se levantó en armas y buscó sus propias formas de organización. Surgió así una multitud de Juntas de Gobierno que posteriormente se unieron en la Junta Central Gubernativa, que tuvo su sede en Sevilla. A inicios de 1810 esta se disolvió, dando lugar al Consejo de Regencia y posteriormente a las Cortes Extraordinarias de Cádiz.

Si bien es cierto que la primera reacción de los chilenos ante la prisión del Rey Fernando VII fue de la más absoluta lealtad, en Chile la desarticulación del Imperio español se conjugó con una crisis local. Los hechos ocurridos en el país a partir de 1808 —que tuvieron como principales protagonistas al Gobernador Francisco Antonio García Carrasco y al Cabildo de la capital— fueron marcando la ruta hacia la autonomía.

Primeros ensayos de gobierno

En Chile, la aspiración de autonomía frente al Imperio español dio un gran paso adelante con la constitución de la Primera Junta de Gobierno, en septiembre de 1810. Este movimiento, que originalmente planteó la idea de la defensa de los derechos del Rey cautivo, poco a poco fue derivando en una Revolución de Independencia. Dicho movimiento perseguía cortar los lazos existentes con España y asentar firmemente el derecho de los chilenos a gobernarse por sí mismos.

Durante la Patria Vieja (1810-1814) se hicieron varios ensayos de gobierno republicano y los hechos fueron planteando, cada vez con más urgencia, la necesidad de contar con un ordenamiento político que definiera con claridad lo que se proponía el movimiento.

Los más radicales planteaban la necesidad de una ruptura con España. Un importante papel en esta realidad política le cupo a José Miguel Carrera, quien a través de sus golpes de Estado fue guiando la Revolución hacia esta meta. Esos mismos años fueron los que presenciaron el inicio de las hostilidades militares.

Las autoridades virreinales de Lima vieron con creciente preocupación el curso de los hechos que se producían en Chile y en 1813 decidieron que había llegado la hora de actuar militarmente. Si no lo hicieron antes —tal como había ocurrido con otros movimientos revolucionarios como los de Quito, el Alto Perú y Buenos Aires— se debió a los profundos vínculos económicos que existían entre Perú y Chile. Estos obligaban a esperar el momento más preciso para ordenar una invasión, sin provocar grandes daños al comercio entre ambos territorios.

Restauración de la Monarquía

Desde el Perú salieron consecutivamente tres expediciones militares, comandadas por Antonio Pareja, Gabino Gaínza y Mariano Osorio, que finalmente lograron —gracias a la división provocada entre los revolucionarios chilenos por el tercer golpe de Estado de José Miguel Carrera, originado por su rechazo a las cláusulas contenidas en el Tratado de Lircay— reincorporar el país a la Monarquía, entre 1814 y 1817.

Las autoridades realistas se esforzaron por borrar los vestigios que quedaban de la Revolución: las instituciones creadas en el período anterior fueron clausuradas, al paso en que se restablecían las más antiguas. Se impuso el antiguo régimen y se adoptaron una serie de medidas que tendían a consolidar lo ya logrado.

Mientras tanto, en Mendoza, Bernardo O’Higgins y el general José de San Martín trabajaban arduamente en la formación del Ejército de los Andes, la fuerza militar que alcanzaría la victoria en la cuesta de Chacabuco el 12 de febrero de 1817.

Este triunfo significó un duro revés para los realistas, pues solo quedaron algunos focos de resistencia en el Sur del país, los que con el correr del tiempo serían reducidos. Si bien la República parecía imponerse, esto no era un hecho seguro. En cualquier momento podría presentarse una nueva fuerza monarquista. Así ocurrió a principios de 1818, cuando nuevamente arribó a Chile el general Mariano Osorio y estuvo a punto de lograr la victoria. Por fortuna para los revolucionarios, se le pudo detener en la Batalla de Maipú el 5 de abril de 1818.

Fin de una etapa

Según los planes del general San Martín, era necesario llevar la lucha militar al Perú, pues de lo contrario nada de lo logrado podría considerarse seguro. Los esfuerzos realizados para formar el Ejército Libertador y la Escuadra Nacional dieron los frutos esperados en 1821. Ese año San Martín pudo proclamar la Independencia del antiguo virreinato.

O’Higgins se concentró en las labores del gobierno del país. Su idea era provocar una profunda transformación en la sociedad, la cultura, la economía y la política nacional. Múltiples iniciativas reformadoras se fueron haciendo realidad. Sin embargo, O’Higgins debió enfrentar al tradicionalismo que se encarnó en la aristocracia, lo que lo llevó a renunciar al cargo de Director Supremo en enero de 1823 y partir al exilio en Perú. Una nueva etapa se abrió entonces: la de la Organización nacional.

Tras la abdicación del Libertador, se produjo un período en el cual el país buscó su mejor forma de organización. Para ello se experimentó con distintas fórmulas políticas que fueron fracasando una tras otra, al igual que los textos constitucionales y legales que les daban vida. Así fue como se promulgó la Constitución Moralista, de Juan Egaña (1823); el ensayo federal propiciado por José Miguel Infante; y luego se aplicó la Constitución Liberal de 1828, obra de José Joaquín de Mora. Finalmente, en 1829 estalló una revolución encabezada por los sectores conservadores, que pudieron tomar el poder e imponer el orden que posteriormente sería consagrado por la Constitución de 1833.

viernes, 13 de septiembre de 2013

PRÓCERES DE LA INDEPENDENCIA CENTROAMERICANA. PRESBÍTERO VICENTE AGUILAR Y BUSTAMANTE


Vicente Aguilar y Bustamante


Nació en la ciudad de San Salvador, el 5 de abril de 1746, como fruto matrimonial de Isabel de Bustamante y Nava (1716-7.febrero.1800) y del capitán Manuel Aguilar y de León (1710-1772), primo hermano del presbítero y doctor José Matías Delgado.

Además de los otros dos futuros sacerdotes y próceres independentistas, Nicolás y Manuel, este matrimonio también fue el origen de Ana Petrona y Mónica, quienes años más tarde contrajeron respectivas nupcias con Domingo Antonio de Lara y Mongrovejo y Francisco Durán. Ana Petrona falleció en noviembre de 1784 y su esposo la siguió a la eternidad en enero de 1797. Su gesta libertadora fue continuada entonces por sus hijos Mariano Antonio (¿Cuscatancingo?, febrero de 1774-¿Olocuilta?, 13.agosto.1843), Antonia Inés (¿?-marzo.1844. En 1800 contrajo matrimonio con el coronel, alférez real, corregidor y alcalde vicentino Rafael de Molina y Cañas) y Domingo Antonio.

La residencia de la familia Aguilar y de Bustamante se localizaba en la esquina sureste de la Plaza de Armas de San Salvador (hoy Parque Libertad), donde décadas más tarde fueron construidos, en forma sucesiva, el Palacio del Ejecutivo (llamado Casa Blanca, 1866) y los cines Popular y Libertad.

Vicente siguió los pasos educativos de su hermano Nicolás e ingresó como estudiante en el afamado colegio de San Francisco de Borja (Antigua Guatemala), donde fue ordenado diácono (1 de junio de 1776) y presbítero (21 de diciembre de 1776). Durante 22 años tuvo a su cargo los curatos de Suchitoto, Tonacatepeque, Cojutepeque, Zacatecoluca, San Pedro Perulapán (1798), San Martín, Tenancingo y otros, además de que fue coadjutor de las parroquias del Sagrario en las ciudades de Guatemala y San Salvador.

Aunque de avanzadas edades, junto con sus hermanos tomaron parte activa en la gesta libertaria del 5 de noviembre de 1811. Fracasado este primer movimiento emancipador, Vicente fue despojado de la vicaría. Luego del segundo intento insurreccional de enero de 1814, a su hermano Nicolás y a él, que ya para esos momentos se encontraba ciego, se les confinó en su hacienda familiar "Toma de agua" (Quezaltepeque), a partir del 2 de abril de 1814.

Falleció en ese lugar de reclusión, el 17 de enero de 1818. Trasladado a San Salvador para el reconocimiento legal, fue sepultado en la Iglesia Parroquial (hoy Iglesia del Rosario).

Como homenaje para él y sus hermanos próceres, un errado decreto legislativo del 23 de junio de 1932 ordenó que los cantones La Toma, Las Tunas, Santa Lucía, Pishishapa, Piñalitos, Los Mangos, La Florida y El Llano fueran segregados del pueblo de El Paisnal, al norte del departamento de San Salvador, y que con ellos fuera fundado el pueblo de Aguilares, que después llegó a ser villa (30 de septiembre de 1946) y ciudad (25 de diciembre de 1971).