jueves, 11 de julio de 2013

CÁPSULA CULTURAL # 4. JUSTO ARMAS O MAXIMILIANO DE HASBURG.

Justo Armas o Maximiliano de Hasburg


La primera certeza de la estadía de Armas en El Salvador se sitúa en 1871, cuando participó en una donación de dinero para las fiestas patronales de San Salvador, apenas unos cuatro años después del supuesto fusilamiento del emperador Maximiliano. Durante los primeros años en este país, fue acogido por familias pudientes de la época, especialmente por el vicepresidente Gregorio Arbizú.
Justo Armas fue apreciado por ser una persona culta, a pesar de haber llegado al país descalzo, particularidad por la que sería siempre recordado. Según se sabe, el andar de esta manera se debía –según sus palabras- para cumplir una promesa a la Virgen del Carmen por haberlo ayudado a salir de un momento de peligro de muerte. Prometió además no revelar nunca su verdadera identidad.
A través de los años manejó un negocio de alquileres. Según Pachita Tennant Mejía de Pike, quien lo conoció cuando era todavía una niña en San Salvador, tenía además un negocio de atender fiestas o catering. «La vajilla», que ofrecía era de porcelana de Sèvres. Las copas eran de bacaratt, las sillas eran doradas al estilo del Imperio Austro-Húngaro y se dice que era un pariente muy allegado, si no es que el hermano del Emperador Francisco José de Austria, a quien se parecía enormemente. También daba clases de social graces y de protocolo, recién llegado a San Salvador. Sus modales eran sumamente aristocráticos, lo mismo que su manera de hablar alemán, hasta el punto de que en una ocasión vino una comisión de la Casa de Austria, quienes declararon en los periódicos, que el habla de don Justo, era como de alguien que pertenecía a la realeza o a la corte.
Cuando murió, su gran amigo y confesor, Monseñor Belloso, arzobispo de San Salvador, expresó:
-¡Ha muerto un santo y un gran personaje!
Los últimos años, los vivió en la casa de la familia Arbizú, quienes fueron sus herederos.
Su origen sigue siendo un enigma, una verdadera incógnita y sobre él se ha escrito mucho.
Rolando Deneke, quien ha sido un gran estudioso, experto en la vida de don Justo y ha estado varias veces en Austria para investigar sobre su vida y recopilar datos, decía que no le cabe duda de que don Justo era alguien muy de la familia imperial austríaca, cosa de la que daba pruebas en sus conferencias.

La investigación

De ser un comentario cotidiano, ha pasado a convertirse en una investigación seria llevada a cabo por el arquitecto salvadoreño Rolando Déneke. Estas pesquisas han comenzado desde la ejecución de Maximiliano por órdenes del tribunal republicano. Al parecer no hay registros fidedignos de este suceso, aparte de la historia oficial de que fue ejecutado en el Cerro de las Campanas en 1867. Según una hipótesis ordinaria, Maximiliano habría sido perdonado al ser parte de la Logia Masónica como lo era Juárez, añadido a las peticiones internacionales para su indulto . El derrocado emperador buscaría después de esto al General Gerardo Barrios -también masón, aunque fusilado en 1865-, en El Salvador. Asimismo, la madre del supuesto fusilado no reconoció el cadáver enviado ante su presencia como el de su hijo Maximiliano.
Aparte de estas revelaciones, se dice que ha habido pruebas científicas para tratar de llegar a la conclusión que Justo Armas y Maximiliano de Austria eran la misma persona, entre ellas exámenes cráneo-faciales, pruebas grafotécnicas y estudio de objetos personales. Y, principalmente, la prueba definitiva por medio del ADN.
Singular indicio, acaso el único, son unas supuestas líneas de un pasquín informativo de Benito Juárez que Déneke encontró en un libro  : «“ El archiduque Fernando Maximiliano José de Austria fue hecho justo por las armas el 19 de junio de 1867…”»
Sin embargo, esta leyenda piadosa quedó plenamente refutada por el hecho de que el Emperador de México nunca fue masón, pues según testimonia un oficial alemán republicano, masón también, le extendió en su celda todas las señales para identificarse como tal y poder auxiliarlo, viendo como Maximiliano I no entendió ninguna ni se percató de las mismas, que son inconfundibles entre los adeptos a esta secta.
En este sentido, el mito parece desbaratarse ante las publicaciones del historiador Konrad Ratz, aunado a las referencias de Enrique Sada Sandoval, quien incluso refiere que personaje histórico pudo haber sido realmente el legendario Justo Armas.

Fuente: http://es.wikipedia.org/wiki/Justo_Armas.

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