jueves, 26 de septiembre de 2013

PRESIDENTES SALVADOREÑOS POCO CONOCIDOS. GENERAL FRANCISCO MALESPÍN

La historia de El Salvador está marcada por una larga sucesión de presidentes, algunos con largas administraciones, otros repiten períodos y algunos otros duran muy poco. De esta lista extraerémos las figuras de presidentes y jefes de estado importantes, aunque no necesariamente conocidos. El primero de la lista es el General Francisco Malespín quien gobierno El Salvador del 7 febrero  al 9 de mayo de 1844 y del 16 de junio al 25 de octubre de 1844..
De el libro "ILMO . MONS. DR. DON JORGE DE VITERI Y UNGO PRIMER OBISPO DE SAN SALVADOR" de el autor Roberto Bolaños Aguilar, extraemos unos parrafos que nos hablan de tan controvertido personaje.

"Los hombres no son ni buenos, ni malos, son simplemente hombres con sus virtudes y sus defectos, con sus aciertos y sus equivocaciones, con su bondad y su maldad, por eso la historia no puede ser un panegírico ni un elogio, pero tampoco una invectiva detracción.

Algo de esto ha ocurrido con la figura histórica del General Malespín. Por un lado, la mayoría, están los que le consideran un personaje cruel, oportunista, sin principios, violento y sanguinario; por el otro, la exigua minoría, están los que tratan de justificar sus acciones y hacer de él un benefactor de la salvadoreñidad. José Dolores Gámez, cuando narra la toma de la ciudad de León, nos presenta al General Malespín como una bestia enloquecida por el alcohol, sediento de ro y de sangre; Jorge Lardé y Larín como un alma noble en quien el obispo Viteri inoculó la droga del poder absoluto.

Maria Leitenschneider, autora de el estudio más completo que conocemos sobre Malespín, por el contrario, quiere presentárnoslo como un personaje que realizo obras en beneficio de El Salvador: "Desde que era Comandante General del Ejército, en la administración del Licenciado Juan Lindo, el mencionado General se vio obligado a presionar a presidente para que firmara el Decreto de fundación  de la Universidad Nacional y del Colegio de Segunda Enseñanza La Asunción; dicho decretro fue emitido el 16 de febrero de 1841.
Al General Malespín se le debe tambien el alumbrado de la ciudad Capital, pues el fue quien encendió el primer farol; lo mismo que el puente que se conoce como el puente Malespín, uniendo la Capital cn el barrio de Candelaria: lo mismo que la apertura de caminos, etc.
...Así termino la vida del General Francisco Malespín, dejando al país sus obras de progreso como es una Universidad Nacional para la cultura del pueblo salvadoreño, que recordará para siempre su nombre y como a través de su efímera administración trató de engrandecer su patria".
Su encumbrada posición militar, permitió al General Malespín incursionar, con poco acierto, en la política nacional. Si los historiadores le conceden que poseía talento como estratega y valentía, para intervenir en las escaramuzas, que eran en realidad las guerras centroamericanas del siglo pasado, ninguno de ellos le concede genio político. Sin embargo fue el hombre fuerte de la política salvadoreña durante varios años: "En El Salvador, los años que siguieron a la ruptura de la Federación estuvieron dominados por la figura del Caudillo y General Francisco Malespín Herrera quien contaba con el apoyo de Carrera. Al principio Malespín no gobernaba directamente, sino que lo hacia a través de presidentes sobre los que ejercía gran influencia. A partir de 1840 estuvieron sucesivamente en el poder Antonio José Cañas, Norberto Ramírez, Juan Nepomuceno Lindo y Juan José Guzmán".
A pesar de haber adquirido un poder envidiable, que lo hacia el arbitro de la vida política nacional, Malespín era un hombre inseguro y, en cuanto tal, fácilmente influenciable por personas de elevada cultura y fuerte personalidad. Influenciable, hasta cierto punto, claro está, por que en algunas Rafael Carrera para apoyar los pactos de Chinandega entre El Salvador, Honduras y Nicaragua, con miras a restablecer la federación.
"Ideológicamente, Malespín, se inclinaba a las ideas liberales, pero igual se emocionaba con las miras de los conservadores. Todo dependía de la impresión que le causara la preparación intelectual de un individuo, su fama y su renombre. Fue así que anudó una fuerte amistad con Monseñor Viteri a quien Malespín obedecía a ojos cerrados".



Francisco Malespín Herrera (Izalco, Sonsonate 28 de septiembre de 1806 – San Fernando, Chalatenango, 25 de noviembre de 1846), militar y político salvadoreño ejerció la Presidencia de la República de El Salvador del 7 de febrero al 9 de mayo de 1844 y del 16 de junio al 25 de octubre de 1845.

Fueron sus padres: don Juan Malespín y doña Luisa Herrera y Rodríguez, quienes se domiciliaron en San Salvador en 1824.

Durante la guerra civil centroamericana (1826 - 1829), aún joven se distinguió en la Batalla de Mejicanos de 1828 y en la toma de la Fortaleza de San Fernando de Omoa en Honduras.

Destaco como caudillo del partido Conservador. En 1840 fue nombrado Comandante de las Armas del Estado, y como tal influyó poderosamente en los sucesivos gobiernos de Norberto Ramírez, Juan Lindo, José Escolástico Marín, Juan José Guzmán y Fermín Palacios.

El 7 de febrero de 1844, Fermín Palacios entregó la Presidencia al General Malespín, quien había sido electo Presidente de la República, para el período constitucional 1844 a 1846. Como representante de los Conservadores mantuvo buenas relaciones con el Obispo de San Salvador, Jorge Viteri y Ungo, de quien Malespín era ahijado.

En marzo de 1844, la Asamblea Legislativa decretó el restablecimiento del fuero eclesiástico al Clero salvadoreño, bajo la autoridad eclesiástica, anulando la ley del 26 de agosto de 1830 que suprimía dicho fuero; durante el gobierno del liberal José Damián Villacorta.

Aliado con el gobierno hondureño en lucha contra el gobierno de Nicaragua, Malespín entregó, el 25 de octubre de 1844, la Presidencia de la República a su vicepresidente, General Joaquín Eufrasio Guzmán y la Comandancia del Ejército a Calixto Malespín, su hermano. Marchó hacia Nicaragua y en 1845 ocupó la ciudad de León en donde es recordado por su afición al ron y su carácter volátil que provocó excesos de sus tropas que destruyeron la ciudad incendiándola y saquearon los objetos sagrados de sus Iglesias; lo cual sumado al fusilamiento del Presbítero Pedro Crespín, provocó que el 23 de febrero de 1845 su padrino y Obispo Jorge Viteri y Ungo, lo fulmine con excomunión mayor en la Catedral de San Salvador.

El 15 de febrero de 1845 al volver victorioso de la campaña en Nicaragua, el mismo Ejército lo desconoce y el Poder Legislativo declaró nula la elección de Presidente de la República hecha en el General Malespín, siendo sustituido por el vicepresidente Guzmán.

Malespín huye a Honduras donde recibe protección del Presidente hondureño Coronado Chávez. En noviembre de 1846, intentó invadir El Salvador, para recuperar la presidencia pero cuando marchaba hacia San Salvador, Malespín fue asesinado a manos de un grupo de indígenas en el pueblo de San Fernando, departamento Chalatenango. Fue decapitado y su cráneo fue colgado en Ciudad Delgado, en donde, por ese hecho, ahora se conoce como la Cuesta de la Calavera.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Sus comentarios son muy importantes para nosotros.