viernes, 6 de septiembre de 2013

PRÓCERES DE LA INDEPENDENCIA CENTROAMERICANA. PEDRO PABLO CASTILLO


Nació en el barrio de Candelaria, municipio de San Salvador el 29 de Julio de 1780, fué alcalde de segundo voto de la ciudad de San Salvador.
Fue partícipe del primer grito de independencia el 5 de noviembre de 1811. Es partícipe en el segundo alzamiento contra las autoridades de la corona española en el año de 1814, era representante de la corona española el gobernador Peynado. En 1814 por presiones del pueblo el gobernador Peynado procedió a detener e incomunicar a los alcaldes de los barrios y a todos los presuntos conspiradores, viéndose obligado por el pueblo a soltar a los reos y a autorizar la celebración de un cabildo abierto, que el pueblo congregado en la plaza exigía a gritos. Los cuarteles se pusieron en estado de alerta para repeler cualquier situación anómala mientras D. Manuel J. Arce, de acuerdo con los alcaldes D. Juan Manuel Rodríguez y Pedro Pablo Castillo, hacían reunir estrategicamente grupos en diferentes lugares de la población para lanzarse a la revolución abierta, tratando todavía de negociar con el jefe Peynado para evitar el derramamiento de sangre, sabiendo que el pueblo estaba insuficientemente armado.
Como Peynado había tomado confianza, por sentirse respaldado por las tropas  y por el batallón de "voluntarios", fue imposible toda negociación.
En horas de esa noche, en la imposibilidad de dar un paso atrás, comenzaron los enfrentamientos por diferentes lugares de San Salvador. Hubo muertos, muchos y calificados heridos, entre los cuales se encontró D. Domingo Antonio d Lara mientras las campanas de la parroquia tocaban a rebato.
La situación en la madrugada fue dominada por las tropas regulares y al amanecer, el jefe político hizo sacar un bando con "música" imponiendo la ley marcial al toque de "queda".
Comenzaron de inmediato las capturas. La mayor parte de los dirigentes del levantamiento fueron encarcelados y se iniciaron las cabezas de los procesos. 
Pedro P. Castillo, en esta asonada de 1814, se le describe como un criollo de armas tomar, pues encabezo una turba de 150 rebeldes que ocuparon la parroquia de San Francisco y opusieron resistencia a las tropas realistas.
Cuando fracaso la insurrección de enero de 1814 una de las primeras ordenes  de captura, dada por las autoridades españolas, fue dictada contra los alcaldes constitucionales: Juan Manuel Rodríguez y D. Pedro Pablo Castillo, no olvidemos que castillo era yerno de Anselmo Aguilera, el arriscado ladino que en San Pedro Perulapán salvó la vida al padre Vicente de Aguilar; a quienes culparon justamente con D. Manuel J. Arce y D. Domingo Antonio de Lara de ser responsable de aquel movimiento revolucionario.
Perseguidos con saña, pronto cayó en garras de la justicia real, D. Juan Manuel Rodríguez; pero D. Pedro Pablo Castillo pudo eludir la persecución. Escondido en la sacristía de la parroquia, el Padre D. Vicente de Aguilar le disfrazo con una sotana suya y su propio sombrero "de teja", proporcionándole también su caballo para que de noche, disfrazado huyera y se salvara. Dirigiéndose a Huizúcar donde poseía una pequeña "heredad", y de ahí partió rumbo  a la costa atlántica de Honduras de donde se embarcó a la isla de Jamaica.
Pedro Pablo Castillo, de haber sido preso nuevamente, hubiese pagado con la vida su reincidencia revolucionaria puesto que, en la revolución de noviembre de 1811 en la hacienda "Miraflores", habia asesinado de propia mano y con agravante de alevosía y nocturnidad, al jefe militar del partido de Zacatecoluca, D. José Gregorio Zaldaña. Capturado entonces fue por la justicia común condenado a muerte, pero logro la libertad por indulto ( ya que el crimen si bien tipificado como delito común era conexo con un delito político), a ruego e instancia de la viuda y de los dos hijos menores de la víctima.
En defensa de su actuación al proporcionar la fuga del perseguido, el padre D. Vicente de Aguilar declaró y mantuvo su dicho en el proceso que se le seguía que lo había hecho movido por un empeño de caridad.
Pedro Pablo Castillo ejerció el oficio de cohetero. El año de 1805 contrajo matrimonio con Francisca Alegría Aquino y la pareja procreo a 4 hijos. La Familia residió por algún tiempo en Cojutepeque y tambien en el barrio de la Merced de San Salvador. Uno de sus descendientes fue León Castillo quien peleó al lado de Francisco Morazán  y que en edad avanzada ingreso a la orden de Los Carmelitas. Gracias a su iniciativa fue construida la primera iglesia de El Carmen en Santa Tecla.

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