lunes, 30 de septiembre de 2013

PRESIDENTES SALVADOREÑOS POCO CONOCIDOS. SANTIAGO GONZÁLEZ


Después del llamado período Morazánico, donde se siembra la semilla del liberalismo y el anticlericalismo en las repúblicas centroamericanas, la política criolla estaba marcada por la polarización, Conservadores por un lado y Liberales por otro. Con la llegada a la presidencia de Santiago González (1871-1876), se inician las "reformas liberales del siglo XIX" que se proponían, políticamente, construir un estado laico, es decir, buscaban la separación del poder civil del eclesiástico; por eso desde la llegada del presidente Santiago González en abril de 1871, se inició un proceso de elaboración de leyes y de Constituciones políticas que progresivamente fueron introduciendo cambios esenciales en la estructura del Estado.
Se suele sostener que la llegada de Santiago González al poder no implicó grandes cambios en la estructura económica, o que su presidencia no represento ningún cambio fundamental para la historia política e institucional del país pero su presidencia marca el punto de partida de un período liberal que inicia un significativo cambio en las políticas de Estado que fueron arrinconando progresivamente a los "fanáticos católicos", quienes eran concebidos como verdaderos enemigos del progreso, de la Libertad, de la Igualdad y de la Fraternidad.


Santiago González Portillo, conocido como Santiago González, fue un militar y político guatemalteco, nacionalizado salvadoreño. (Zacapa, Guatemala, 25 de julio de 1818 - San Salvador, El Salvador, 1 de agosto de 1887) que fue Presidente de la República de El Salvador entre 1871 y 1876.

González era un liberal guatemalteco que se exilió en El Salvador, en la década de 1850, huyendo de la persecución del gobierno conservador de Rafael Carrera. En el gobierno del presidente Gerardo Barrios, ocupó diversos cargos públicos. El 21 de febrero de 1862 fue nombrado Primer Designado a la Presidencia de la República y elegido Presidente de la Legislatura de El Salvador 1862 a 1863. Al estallar la guerra entre El Salvador y Guatemala a principios de 1863, fue nombrado Comandante militar del fronterizo Departamento de Santa Ana. En julio de 1863, pactó con Rafael Carrera, que encabezaba el ejército guatemalteco y reconoció al conservador Francisco Dueñas como nuevo presidente, desconociendo al gobierno de Gerardo Barrios.

En el gobierno de Dueñas, el mariscal González se desempeñó como ministro de Guerra (1863-1871). En 1865, encabezó el tribunal militar que juzgó y condenó a muerte a Gerardo Barrios por intentar dirigir una insurrección popular. Mientras ocupaba el cargo de ministro se casó en San Salvador el 1 de marzo de 1866 con la salvadoreña Soledad Fortis.

El 12 de abril de 1871, derrocó a Dueñas mediante un golpe de Estado y asumió la presidencia provisional de la república. Convocó a una Asamblea Constituyente que estableció la nueva Constitución Política de la República en 1871, en virtud de la cual, el mariscal González fue electo presidente para el período constitucional 1872-1874. Sin embargo, en julio de 1872 asume la dictadura y convoca a una nueva Asamblea Constituyente que consagra la Constitución Política de la República de 1872, en virtud de la cual, el mariscal González es reelecto para el período 1872-1876.

Durante su gobierno, adoptó una política liberal, promulgó la legislación (en 1872) donde se estableció la libertad de cultos, la secularización de los cementerios, la legalización del divorcio y el matrimonio civil, la introducción de la educación laica y se supresión de las órdenes religiosas. Entregó el poder el 1 de febrero de 1876, al terrateniente cafetalero Andrés Valle.


jueves, 26 de septiembre de 2013

PRESIDENTES SALVADOREÑOS POCO CONOCIDOS. GENERAL FRANCISCO MALESPÍN

La historia de El Salvador está marcada por una larga sucesión de presidentes, algunos con largas administraciones, otros repiten períodos y algunos otros duran muy poco. De esta lista extraerémos las figuras de presidentes y jefes de estado importantes, aunque no necesariamente conocidos. El primero de la lista es el General Francisco Malespín quien gobierno El Salvador del 7 febrero  al 9 de mayo de 1844 y del 16 de junio al 25 de octubre de 1844..
De el libro "ILMO . MONS. DR. DON JORGE DE VITERI Y UNGO PRIMER OBISPO DE SAN SALVADOR" de el autor Roberto Bolaños Aguilar, extraemos unos parrafos que nos hablan de tan controvertido personaje.

"Los hombres no son ni buenos, ni malos, son simplemente hombres con sus virtudes y sus defectos, con sus aciertos y sus equivocaciones, con su bondad y su maldad, por eso la historia no puede ser un panegírico ni un elogio, pero tampoco una invectiva detracción.

Algo de esto ha ocurrido con la figura histórica del General Malespín. Por un lado, la mayoría, están los que le consideran un personaje cruel, oportunista, sin principios, violento y sanguinario; por el otro, la exigua minoría, están los que tratan de justificar sus acciones y hacer de él un benefactor de la salvadoreñidad. José Dolores Gámez, cuando narra la toma de la ciudad de León, nos presenta al General Malespín como una bestia enloquecida por el alcohol, sediento de ro y de sangre; Jorge Lardé y Larín como un alma noble en quien el obispo Viteri inoculó la droga del poder absoluto.

Maria Leitenschneider, autora de el estudio más completo que conocemos sobre Malespín, por el contrario, quiere presentárnoslo como un personaje que realizo obras en beneficio de El Salvador: "Desde que era Comandante General del Ejército, en la administración del Licenciado Juan Lindo, el mencionado General se vio obligado a presionar a presidente para que firmara el Decreto de fundación  de la Universidad Nacional y del Colegio de Segunda Enseñanza La Asunción; dicho decretro fue emitido el 16 de febrero de 1841.
Al General Malespín se le debe tambien el alumbrado de la ciudad Capital, pues el fue quien encendió el primer farol; lo mismo que el puente que se conoce como el puente Malespín, uniendo la Capital cn el barrio de Candelaria: lo mismo que la apertura de caminos, etc.
...Así termino la vida del General Francisco Malespín, dejando al país sus obras de progreso como es una Universidad Nacional para la cultura del pueblo salvadoreño, que recordará para siempre su nombre y como a través de su efímera administración trató de engrandecer su patria".
Su encumbrada posición militar, permitió al General Malespín incursionar, con poco acierto, en la política nacional. Si los historiadores le conceden que poseía talento como estratega y valentía, para intervenir en las escaramuzas, que eran en realidad las guerras centroamericanas del siglo pasado, ninguno de ellos le concede genio político. Sin embargo fue el hombre fuerte de la política salvadoreña durante varios años: "En El Salvador, los años que siguieron a la ruptura de la Federación estuvieron dominados por la figura del Caudillo y General Francisco Malespín Herrera quien contaba con el apoyo de Carrera. Al principio Malespín no gobernaba directamente, sino que lo hacia a través de presidentes sobre los que ejercía gran influencia. A partir de 1840 estuvieron sucesivamente en el poder Antonio José Cañas, Norberto Ramírez, Juan Nepomuceno Lindo y Juan José Guzmán".
A pesar de haber adquirido un poder envidiable, que lo hacia el arbitro de la vida política nacional, Malespín era un hombre inseguro y, en cuanto tal, fácilmente influenciable por personas de elevada cultura y fuerte personalidad. Influenciable, hasta cierto punto, claro está, por que en algunas Rafael Carrera para apoyar los pactos de Chinandega entre El Salvador, Honduras y Nicaragua, con miras a restablecer la federación.
"Ideológicamente, Malespín, se inclinaba a las ideas liberales, pero igual se emocionaba con las miras de los conservadores. Todo dependía de la impresión que le causara la preparación intelectual de un individuo, su fama y su renombre. Fue así que anudó una fuerte amistad con Monseñor Viteri a quien Malespín obedecía a ojos cerrados".



Francisco Malespín Herrera (Izalco, Sonsonate 28 de septiembre de 1806 – San Fernando, Chalatenango, 25 de noviembre de 1846), militar y político salvadoreño ejerció la Presidencia de la República de El Salvador del 7 de febrero al 9 de mayo de 1844 y del 16 de junio al 25 de octubre de 1845.

Fueron sus padres: don Juan Malespín y doña Luisa Herrera y Rodríguez, quienes se domiciliaron en San Salvador en 1824.

Durante la guerra civil centroamericana (1826 - 1829), aún joven se distinguió en la Batalla de Mejicanos de 1828 y en la toma de la Fortaleza de San Fernando de Omoa en Honduras.

Destaco como caudillo del partido Conservador. En 1840 fue nombrado Comandante de las Armas del Estado, y como tal influyó poderosamente en los sucesivos gobiernos de Norberto Ramírez, Juan Lindo, José Escolástico Marín, Juan José Guzmán y Fermín Palacios.

El 7 de febrero de 1844, Fermín Palacios entregó la Presidencia al General Malespín, quien había sido electo Presidente de la República, para el período constitucional 1844 a 1846. Como representante de los Conservadores mantuvo buenas relaciones con el Obispo de San Salvador, Jorge Viteri y Ungo, de quien Malespín era ahijado.

En marzo de 1844, la Asamblea Legislativa decretó el restablecimiento del fuero eclesiástico al Clero salvadoreño, bajo la autoridad eclesiástica, anulando la ley del 26 de agosto de 1830 que suprimía dicho fuero; durante el gobierno del liberal José Damián Villacorta.

Aliado con el gobierno hondureño en lucha contra el gobierno de Nicaragua, Malespín entregó, el 25 de octubre de 1844, la Presidencia de la República a su vicepresidente, General Joaquín Eufrasio Guzmán y la Comandancia del Ejército a Calixto Malespín, su hermano. Marchó hacia Nicaragua y en 1845 ocupó la ciudad de León en donde es recordado por su afición al ron y su carácter volátil que provocó excesos de sus tropas que destruyeron la ciudad incendiándola y saquearon los objetos sagrados de sus Iglesias; lo cual sumado al fusilamiento del Presbítero Pedro Crespín, provocó que el 23 de febrero de 1845 su padrino y Obispo Jorge Viteri y Ungo, lo fulmine con excomunión mayor en la Catedral de San Salvador.

El 15 de febrero de 1845 al volver victorioso de la campaña en Nicaragua, el mismo Ejército lo desconoce y el Poder Legislativo declaró nula la elección de Presidente de la República hecha en el General Malespín, siendo sustituido por el vicepresidente Guzmán.

Malespín huye a Honduras donde recibe protección del Presidente hondureño Coronado Chávez. En noviembre de 1846, intentó invadir El Salvador, para recuperar la presidencia pero cuando marchaba hacia San Salvador, Malespín fue asesinado a manos de un grupo de indígenas en el pueblo de San Fernando, departamento Chalatenango. Fue decapitado y su cráneo fue colgado en Ciudad Delgado, en donde, por ese hecho, ahora se conoce como la Cuesta de la Calavera.

lunes, 23 de septiembre de 2013

PROCERES DE LA INDEPENDENCIA DE CENTROAMÉRICA. JOSÉ MARIANO CALDERÓN




Nació en una hacienda cercana a la ciudad de San Vicente, en una fecha indeterminada entre 1778 y 1783, en el hogar de Mariano Antonio Calderón de la Barca y Teodora de San Martín.

Con estudios primarios y secundarios realizados en territorios salvadoreño y guatemalteco, ingresó al Seminario Tridentino y a la Real y Pontificia Universidad de San Carlos Borromeo, en la ciudad de Guatemala. El 9 de octubre de 1803 fue ordenado como presbítero por el Arzobispo Monseñor Luis Peñalver y Cárdenas y poco después se doctoró en Derecho Civil y Canónico.

Reconocido por sus altas capacidades intelectuales, religiosas, legales y humanas, rechazó un alto puesto que le fue ofrecido en el Obispado guatemalteco, así como la Mitra que le ofreció la Corte madrileña, en agradecimiento por su defensa local del imperio español durante la invasión de las tropas napoleónicas.

Coadjutor del párroco de Metapán durante algún tiempo, en junio de 1810 pasó a Zacatecoluca como cura beneficiado, cargo que obtuvo por oposición frente a otros candidatos, que buscaban sustituir al también presbítero y prócer independentista Mariano Antonio de Lara y Aguilar. Estimulado por los sucesos emancipadores de noviembre de 1811, se adhirió al ritmo de los tiempos y predicó entre sus feligreses a favor de la libertad, a lo que le dio continuidad en los años venideros.

Devoto de la Virgen de Dolores y de San Bernardo, el 13 de julio de 1820 fue nombrado cura colado de la zona de los Texacuangos, plaza religiosa en la que laboró, con algunas interrupciones, desde septiembre de ese año hasta el día de su muerte.

Al año siguiente fue electo, por el partido electoral de Chiquimula, como integrante de la Diputación Provincial del Reino de Guatemala, en cuyo carácter fue la suya la tercera firma que se estampó en el Acta de Independencia del 15 de septiembre de ese año. Después, se convirtió en integrante del primer gobierno de la Centro América independiente, presidido por Gabino Gaínza.

Tras suscribir el acta de anexión de las provincias ístmicas al Imperio Mexicano del Septentrión (5 de enero de 1822), retornó a las labores sacerdotales en su parroquia, aunque investido ya con el nombramiento pontificio de Protonotario Apostólico.

Durante la invasión mexicana a San Salvador, abrió las puertas de su parroquia a los refugiados y perseguidos por las fuerzas del brigadier Vicente Filísola, a los que suministró techo y asistencia completa de alimentos y medicinas.

Tras la caída del sueño imperial del brigadier mexicano Agustín de Iturbide, en 1823 llegó de nuevo a ciudad de Guatemala, en su carácter de representante electo por Chalatenango para el primer Congreso Nacional de las antiguas provincias españolas, entidad política que declaró la independencia absoluta de las Provincias Unidas del Centro de América de España, México o cualquier otra potencia del mundo.

Del 14 de marzo al 17 de abril de 1824 se desempeñó como presidente temporal del primer Congreso Constituyente de El Salvador, al que llegó electo como diputado por San Salvador. Pocos meses más tarde, ese cuerpo colegiado promulgó la primera Carta Magna del país, redactada por el doctor Pedro Molina y el licenciado José Damián Villacorta.

Opuesto al nombramiento civil de José Matías Delgado como primer Obispo de San Salvador, el presbítero Calderón volvió a ocupar su parroquia y falleció en Santiago Texacuangos, el 9 de abril de 1826. Su muerte se encuentra asentada en los libros municipales del lugar, en cuya iglesia fueron sepultados sus restos mortales, tal y como lo señala una placa instalada en la fachada de la misma por la Academia Salvadoreña de la Historia.

martes, 17 de septiembre de 2013

Historia de Chile: La Independencia de Chile. Resumen del Periodo 1810-1830: La lucha por la Independencia

En el mismo mes de la independencia de Centroamérica, se celebra la independencia de la república de Chile, SERPROTUR TRAVEL NETWORK, les invita a conocer un poco más de este proceso histórico de la hermana República de Chile.


Retrato de Bernardo O'Higgins. Pintura: Gil de Castro.


Historia de Chile: La Independencia de Chile.
Resumen del Periodo
1810-1830: La lucha por la Independencia

La disolución del Estado Imperial español a partir de 1808, provocó la primera y más grande crisis política de la historia de Chile. Esta se prolongó desde ese año hasta 1830, cuando se logró establecer un ordenamiento político más o menos definitivo. Así, en un total de 22 años, Chile dejó de ser una colonia y pasó a ser una República independiente que empezaba a organizarse.

La complicada situación que España vivía en la Europa convulsionada por la Revolución francesa, tuvo un punto cúlmine en la ursurpación del trono español por parte de Napoleón Bonaparte y la posterior entronización como Rey de José I, hermano del Emperador francés.

Reacción ante la crisis en España

Ante la invasión y también ante la inoperancia de las autoridades e instituciones establecidas, el pueblo español se levantó en armas y buscó sus propias formas de organización. Surgió así una multitud de Juntas de Gobierno que posteriormente se unieron en la Junta Central Gubernativa, que tuvo su sede en Sevilla. A inicios de 1810 esta se disolvió, dando lugar al Consejo de Regencia y posteriormente a las Cortes Extraordinarias de Cádiz.

Si bien es cierto que la primera reacción de los chilenos ante la prisión del Rey Fernando VII fue de la más absoluta lealtad, en Chile la desarticulación del Imperio español se conjugó con una crisis local. Los hechos ocurridos en el país a partir de 1808 —que tuvieron como principales protagonistas al Gobernador Francisco Antonio García Carrasco y al Cabildo de la capital— fueron marcando la ruta hacia la autonomía.

Primeros ensayos de gobierno

En Chile, la aspiración de autonomía frente al Imperio español dio un gran paso adelante con la constitución de la Primera Junta de Gobierno, en septiembre de 1810. Este movimiento, que originalmente planteó la idea de la defensa de los derechos del Rey cautivo, poco a poco fue derivando en una Revolución de Independencia. Dicho movimiento perseguía cortar los lazos existentes con España y asentar firmemente el derecho de los chilenos a gobernarse por sí mismos.

Durante la Patria Vieja (1810-1814) se hicieron varios ensayos de gobierno republicano y los hechos fueron planteando, cada vez con más urgencia, la necesidad de contar con un ordenamiento político que definiera con claridad lo que se proponía el movimiento.

Los más radicales planteaban la necesidad de una ruptura con España. Un importante papel en esta realidad política le cupo a José Miguel Carrera, quien a través de sus golpes de Estado fue guiando la Revolución hacia esta meta. Esos mismos años fueron los que presenciaron el inicio de las hostilidades militares.

Las autoridades virreinales de Lima vieron con creciente preocupación el curso de los hechos que se producían en Chile y en 1813 decidieron que había llegado la hora de actuar militarmente. Si no lo hicieron antes —tal como había ocurrido con otros movimientos revolucionarios como los de Quito, el Alto Perú y Buenos Aires— se debió a los profundos vínculos económicos que existían entre Perú y Chile. Estos obligaban a esperar el momento más preciso para ordenar una invasión, sin provocar grandes daños al comercio entre ambos territorios.

Restauración de la Monarquía

Desde el Perú salieron consecutivamente tres expediciones militares, comandadas por Antonio Pareja, Gabino Gaínza y Mariano Osorio, que finalmente lograron —gracias a la división provocada entre los revolucionarios chilenos por el tercer golpe de Estado de José Miguel Carrera, originado por su rechazo a las cláusulas contenidas en el Tratado de Lircay— reincorporar el país a la Monarquía, entre 1814 y 1817.

Las autoridades realistas se esforzaron por borrar los vestigios que quedaban de la Revolución: las instituciones creadas en el período anterior fueron clausuradas, al paso en que se restablecían las más antiguas. Se impuso el antiguo régimen y se adoptaron una serie de medidas que tendían a consolidar lo ya logrado.

Mientras tanto, en Mendoza, Bernardo O’Higgins y el general José de San Martín trabajaban arduamente en la formación del Ejército de los Andes, la fuerza militar que alcanzaría la victoria en la cuesta de Chacabuco el 12 de febrero de 1817.

Este triunfo significó un duro revés para los realistas, pues solo quedaron algunos focos de resistencia en el Sur del país, los que con el correr del tiempo serían reducidos. Si bien la República parecía imponerse, esto no era un hecho seguro. En cualquier momento podría presentarse una nueva fuerza monarquista. Así ocurrió a principios de 1818, cuando nuevamente arribó a Chile el general Mariano Osorio y estuvo a punto de lograr la victoria. Por fortuna para los revolucionarios, se le pudo detener en la Batalla de Maipú el 5 de abril de 1818.

Fin de una etapa

Según los planes del general San Martín, era necesario llevar la lucha militar al Perú, pues de lo contrario nada de lo logrado podría considerarse seguro. Los esfuerzos realizados para formar el Ejército Libertador y la Escuadra Nacional dieron los frutos esperados en 1821. Ese año San Martín pudo proclamar la Independencia del antiguo virreinato.

O’Higgins se concentró en las labores del gobierno del país. Su idea era provocar una profunda transformación en la sociedad, la cultura, la economía y la política nacional. Múltiples iniciativas reformadoras se fueron haciendo realidad. Sin embargo, O’Higgins debió enfrentar al tradicionalismo que se encarnó en la aristocracia, lo que lo llevó a renunciar al cargo de Director Supremo en enero de 1823 y partir al exilio en Perú. Una nueva etapa se abrió entonces: la de la Organización nacional.

Tras la abdicación del Libertador, se produjo un período en el cual el país buscó su mejor forma de organización. Para ello se experimentó con distintas fórmulas políticas que fueron fracasando una tras otra, al igual que los textos constitucionales y legales que les daban vida. Así fue como se promulgó la Constitución Moralista, de Juan Egaña (1823); el ensayo federal propiciado por José Miguel Infante; y luego se aplicó la Constitución Liberal de 1828, obra de José Joaquín de Mora. Finalmente, en 1829 estalló una revolución encabezada por los sectores conservadores, que pudieron tomar el poder e imponer el orden que posteriormente sería consagrado por la Constitución de 1833.

viernes, 13 de septiembre de 2013

PRÓCERES DE LA INDEPENDENCIA CENTROAMERICANA. PRESBÍTERO VICENTE AGUILAR Y BUSTAMANTE


Vicente Aguilar y Bustamante


Nació en la ciudad de San Salvador, el 5 de abril de 1746, como fruto matrimonial de Isabel de Bustamante y Nava (1716-7.febrero.1800) y del capitán Manuel Aguilar y de León (1710-1772), primo hermano del presbítero y doctor José Matías Delgado.

Además de los otros dos futuros sacerdotes y próceres independentistas, Nicolás y Manuel, este matrimonio también fue el origen de Ana Petrona y Mónica, quienes años más tarde contrajeron respectivas nupcias con Domingo Antonio de Lara y Mongrovejo y Francisco Durán. Ana Petrona falleció en noviembre de 1784 y su esposo la siguió a la eternidad en enero de 1797. Su gesta libertadora fue continuada entonces por sus hijos Mariano Antonio (¿Cuscatancingo?, febrero de 1774-¿Olocuilta?, 13.agosto.1843), Antonia Inés (¿?-marzo.1844. En 1800 contrajo matrimonio con el coronel, alférez real, corregidor y alcalde vicentino Rafael de Molina y Cañas) y Domingo Antonio.

La residencia de la familia Aguilar y de Bustamante se localizaba en la esquina sureste de la Plaza de Armas de San Salvador (hoy Parque Libertad), donde décadas más tarde fueron construidos, en forma sucesiva, el Palacio del Ejecutivo (llamado Casa Blanca, 1866) y los cines Popular y Libertad.

Vicente siguió los pasos educativos de su hermano Nicolás e ingresó como estudiante en el afamado colegio de San Francisco de Borja (Antigua Guatemala), donde fue ordenado diácono (1 de junio de 1776) y presbítero (21 de diciembre de 1776). Durante 22 años tuvo a su cargo los curatos de Suchitoto, Tonacatepeque, Cojutepeque, Zacatecoluca, San Pedro Perulapán (1798), San Martín, Tenancingo y otros, además de que fue coadjutor de las parroquias del Sagrario en las ciudades de Guatemala y San Salvador.

Aunque de avanzadas edades, junto con sus hermanos tomaron parte activa en la gesta libertaria del 5 de noviembre de 1811. Fracasado este primer movimiento emancipador, Vicente fue despojado de la vicaría. Luego del segundo intento insurreccional de enero de 1814, a su hermano Nicolás y a él, que ya para esos momentos se encontraba ciego, se les confinó en su hacienda familiar "Toma de agua" (Quezaltepeque), a partir del 2 de abril de 1814.

Falleció en ese lugar de reclusión, el 17 de enero de 1818. Trasladado a San Salvador para el reconocimiento legal, fue sepultado en la Iglesia Parroquial (hoy Iglesia del Rosario).

Como homenaje para él y sus hermanos próceres, un errado decreto legislativo del 23 de junio de 1932 ordenó que los cantones La Toma, Las Tunas, Santa Lucía, Pishishapa, Piñalitos, Los Mangos, La Florida y El Llano fueran segregados del pueblo de El Paisnal, al norte del departamento de San Salvador, y que con ellos fuera fundado el pueblo de Aguilares, que después llegó a ser villa (30 de septiembre de 1946) y ciudad (25 de diciembre de 1971).

jueves, 12 de septiembre de 2013

PRÓCERES DE LA INDEPENDENCIA CENTROAMERICANA. PRESBÍTERO NICOLÁS AGUILAR Y BUSTAMANTE


Nicolás Aguilar y Bustamante

Nació en el cantón La Fuente, jurisdicción de Tonacatepeque, el 16 de diciembre de 1742, como primogénito del enlace matrimonial de Isabel de Bustamante y Nava (1716-7.febrero.1800) y del capitán Manuel Aguilar y de León (1710-1772), primo hermano del presbítero y doctor José Matías Delgado.

Además de los otros dos futuros sacerdotes y próceres independentistas, Vicente y Manuel, este matrimonio también fue el origen de Ana Petrona y Mónica, quienes años más tarde contrajeron respectivas nupcias con Domingo Antonio de Lara y Mongrovejo y Francisco Durán. Ana Petrona falleció en noviembre de 1784 y su esposo la siguió a la eternidad en enero de 1797. Su gesta libertadora fue continuada entonces por sus hijos Mariano Antonio (¿Cuscatancingo?, febrero de 1774-¿Olocuilta?, 13.agosto.1843), Antonia Inés (¿?-marzo.1844. En 1800 contrajo matrimonio con el coronel, alférez real, corregidor y alcalde vicentino Rafael de Molina y Cañas) y Domingo Antonio.

La residencia de la familia Aguilar y de Bustamante se localizaba en la esquina sureste de la Plaza de Armas de San Salvador (hoy Parque Libertad), donde después fueron construidos, en forma sucesiva, el Palacio del Ejecutivo (llamado Casa Blanca, 1866) y los cines Popular y Libertad.

El 11 de febrero de 1755, Nicolás ingresó como estudiante en el afamado colegio de San Francisco de Borja (Antigua Guatemala). Recibidas las órdenes respectivas como capellán (15 de marzo de 1767) y presbítero (4 de abril de 1767), fue nombrado cura de Olocuilta (16 de abril de 1767) y luego de San Salvador (Iglesia Parroquial o del Sagrario), puesto logrado tras intenso concurso con otros presbíteros.

Aunque de avanzada edad, tomó parte activa en la gesta libertaria del 5 de noviembre de 1811. Fracasado el movimiento emancipador, Nicolás fue sometido a riguroso y humillante espionaje por parte de las autoridades españolas.

Luego del segundo intento insurreccional de enero de 1814, se le redobló la vigilancia. A él y a su hermano Vicente, que ya para esos momentos se encontraba ciego, se les confinó en su hacienda familiar “Toma de agua” (Quezaltepeque), a partir del 2 de abril de 1814.

Por decreto del arzobispo guatemalteco, a Nicolás se le suspendió en sus labores como cura y se le remitió prisionero a Guatemala, encarcelamiento que duró de junio a agosto de 1814. De vuelta en su encierro domiciliar, trabajó junto a su hermano para obtener jurídicamente por su libertad, la cual les fue concedida por indulto en febrero de 1818.

Aunque no hay datos históricos fehacientes, se supone que Nicolás Aguilar falleció en su hacienda de reclusión, el 12 de septiembre de 1818, y que fue enterrado en una fosa abierta en el interior de la última Iglesia Parroquial de San Salvador (hoy Iglesia del Rosario).

Como homenaje a él y a sus hermanos próceres, un errado decreto legislativo del 23 de junio de 1932 ordenó que los cantones La Toma, Las Tunas, Santa Lucía, Pishishapa, Piñalitos, Los Mangos, La Florida y El Llano fueran segregados del pueblo de El Paisnal, al norte del departamento de San Salvador, y que con ellos fuera fundado el pueblo de Aguilares, que después llegó a ser villa (30 de septiembre de 1946) y ciudad (25 de diciembre de 1971).

miércoles, 11 de septiembre de 2013

UN SERMÓN HISTÓRICO. UNA HISTORIA DEL PRIMER GRITO DE INDEPENDENCIA



Un Sermón histórico: 

una historia del primer grito de independencia

Posesionadas las nuevas autoridades, el 22 de diciembre de 1811 se efectuó una misa solemne, en la parroquia, en acción de gracias por la pacificación. El celebrante - que no podía ser otro que el Padre José Matías Delgado- subió al púlpito. El sermón de ese día ha llenado de asombro y estupor a bastantes historiadores, en tanto que siendo el párroco una de las principales figuras que manejaron los hilos de la rebelión recién concluida, asume en esta prédica una actitud de lealtad al orden establecido, y llega a decir a sus paisanos: "Hombres atrevidos os han deslumbrado con falsas ideas de bienes aparentes y os conduxeron al precipicio"

Reproducimos, íntegramente, el sermón en cuestión.

SERMÓN DEL PADRE JOSÉ MATÍAS DELGADO EN LA IGLESIA PARROQUIAL DE SAN SALVADOR. 22 de diciembre de 1811.

"Amados hijos míos: Oíd en este sagrado lugar la voz consoladora de vuestro Párroco. Yo que os hé acompañado en todas vuestra tribulaciones, que no os hé desamparado aun en los momentos más amargos, que siempre me vísteis con vosotros en las calles, en las plazas, en las habitaciones domésticas... en este sagrado templo implorando la clemencia del Señor. Que arrastrado del torrente impetuoso de las convulsiones populares que desgraciadamente agitaron esta ilustre ciudad en los aciagos días 4,5 y 7 de noviembre corria de un lugar á otro infatigable y activo, para dar exemplo de moderación á los Magistrados, y consolación á los afligidos: vengo á hablaros hoy en presencia del Señor De las Misericordias, á calmar vuestras inquietudes, consolar vuestras familias, y á comunicaros una paz y tranquilidad perpetuas: escuchadme hijos míos, escuchadme atentos y sosegados, os habla consideradlo bien, vuestro Pastor, vuestro conciudadano, y un hermano natural vuestro, un hombre que por muchos títulos tiene unida la suerte con la vuestra y á  quien no puede ser indiferente la de este Religioso vecindario, ni menos la del más pobre y miserable individuo que á sus ojos es tan precioso y respetable como el más rico y opulento Ciudadano. Os habla, lo repito con confianza, hijos míos, un hombre de cuyo amor teneis repetidas pruebas, á quien conoceis desde que nació que está impuesto de vuestros derechos, que sabe quales son (sic) límites, y que se se halla destinado por la providencia para conciliaros con el bien general y para coadyugar con los Ylustres Gefes que nos Gobiernan, á vuestra cierta felicidad. Hombres atrevidos os han deslumbrado, con falsas  ideas de bienes aparentes y os conduxeron al precipicio. La mano bienhechora del Omnipotente os salvó. La M.N.Y.L. Ciudad de Santiago de los Caballeros tomó en consideración vuestros males y se encargó de su remedio; rogó por vosotros al digno Gefe del Reyno, diputados de sus individuos los SS. Coronel Dn. José Ayzinena y Decano Dn. José María Peynado. que trasladados á esta ciudad mediasen en las desaveniencias, conciliasen los ánimos y asegurasen con todo el crédito que por el N. cuerpo que representaban y por sí mismos se merecen las ideas benéficas que animan al ilustrado corazón del Exmo. Sor. Dn. José de Bustamante y Guerra Presidente Gobernador y Capitán General de este Reyno. Esta medida tan sabia oportunamente tomada há sido la tabla de vuestro naufragio. La noticia sola empezó a calmar la tempestad y la mano diestra, pacifica y prudente del Píloto destinado para conducir la nave de la República en situación tan crítica, el señor Ayzinena sacado por S.E. de aquel ilustre cuerpo para nuestro Corregidor Yntendente de poderos anunciar el restablecimiento del orden y de la tranquilidad. De poderos asegurar un perpetuo olvido de lo pasado afianzado en vuestra futura conducta, si, hijos míos, no se puede borrar la cicatriz de una llaga mientras esta se toque aunque sea para aplicarle medicinas; así es indispensable abandonar por nuestra parte las solicitudes inoportunas (que solo pudieron ser concebidas en el aturdimiento de la conmoción) para que nuestros ánimos en la ilustrada sabiduría del Congreso Nacional de que somos parte por medio de nuestro Diputado. Hoy mismo actualmente estais congregados en este sagrado templo para implorar del Altísimo el acierto de la nueva constitución que nos ha de regir y gobernar y que há de establecer nuestra futura felicidad. No solo se está trabajando en ella por los primeros hombres de esta gran Nación sino que ya la Comisión encargada ha presentado más de doscientos artículos que se discuten por la Filosofía y la Religión reunidas en aquella Augusta Asamblea por los más sabios, más ilustrados y más acreditados hombres de la gran familia española dispersa en las quatro partes del globo. Descansemos pues, amados hijos, descansemos no en los débiles hombros de un simple particular, ó de un personaje por elevado que sea, sino en lo del más grande, ilustrado, y más sabio más Augusto Congreso que han visto los siglos. Descansemos tranquilos y confiados y entretanto escuchemos la respetable voz de nuestro Exmo. Gefe en las cartas que os voy a leer y que son garantes de nuestra seguridad". (AGI, Aud. de Guat., leg. 495)


JOSÉ MATÍAS DELGADO

José Matías Delgado y de León (San Salvador, 24 de febrero de 1767 - ídem, 12 de noviembre de 1832) fue un eclesiástico y político salvadoreño. Realizó sus estudios en la Real y Pontificia Universidad de San Carlos de Guatemala, donde obtuvo el grado de Licenciado y Doctor en Cánones. En San Salvador, participó como uno de los principales líderes del fallido movimiento independentista del año 1811, y el año 1821 fue uno de los firmantes del Acta de independencia centroamericana como miembro de la Diputación Provincial de Guatemala.

Con la anexión de las provincias centroamericanas al Imperio mexicano de Agustín de Iturbide, también encabezó la oposición a la anexión incondicional de la provincia salvadoreña. Tras la abdicación de Iturbide, Delgado fue elegido como el presidente de la Asamblea Constituyente de las Provincias Unidas del Centro de América, y posteriormente logró ser investido como nuevo Obispo de la Diócesis de San Salvador por parte del gobierno de su país, hecho por el que sostuvo una fuerte polémica con el arzobispo de Guatemala Ramón Casaus y Torres.

Durante la presidencia de Manuel José Arce en la República Federal de Centro América, Delgado, aparte de disputar contra las autoridades federales junto a los liberales salvadoreños y guatemaltecos, tuvo un papel determinante en la solución pacífica de la primera guerra civil de la región. Después de su fallecimiento fue reconocido como «Benemérito de la Patria» por parte de la Asamblea Legislativa de El Salvador, y también es considerado como un Prócer centroamericano.

martes, 10 de septiembre de 2013

PRÓCERES DE LA INDEPENDENCIA CENTROAMERICANA. GENERAL MANUEL JOSÉ ARCE


Manuel José Arce nace en San Salvador en el año de 1786 y muere un 14 de diciembre de 1847. Siendo sus padres don Bernardo José Arce y doña Antonia Fagoaga. Esta era una de las familias más predominantes de la época. Siendo además unas de las mas interesadas familias por la libertad absoluta y la causa de la Independencia. La influencia de las nuevas ideas se hizo presente en la Provincia salvadoreña, Arce siempre busca adquirir una mayor preponderancia.
Don Manuel José Arce, desde muy joven siempre cultivo las buenas costumbres de la época. Su educación la obtuvo en Guatemala, gracias a una beca otorgada por FernandoVII. Pero también en su carácter llevaba la firmeza y la audacia del siglo en que vivía.
Arce fue sin lugar a dudas uno de los principales conspiradores del Primer Grito de Independencia de 1811, que depusieron al intendente de San Salvador, Gutiérrez de Ulloa.
Esta primera voz de libertad hubiera sido un éxito como dice Gavidia; “si el pueblo, si el mismo pueblo que se trataba de libertar, no hubiera sido el más insensato enemigo de sus propios libertadores.
Ya se puede concebir qué flamante República iban á fundar nuestros ilustres padres en un pueblo que recibe con aclamación á don José de Aycinena y al padre Vidaurre que vienen a condenar la libertad y a aherrojar (someter) a los libertadores”.
Los sublevados fueron; Manuel José Arce, Nicolás Aguilar, Manuel Aguilar, Vicente Aguilar, Juan Manuel Rodríguez y el doctor Celis.
Arce es declarado autor del hecho y líder de los sediciosos, ante estas acusaciones, éste guarda silencio de noble entereza, a pesar de las amenazas y ofrecimientos de libertad. Arce es condenado a prisión y sale un año despúes de los hechos. Sus ideales libertarios no se han ido y de nuevo se une al levantamiento de 1814, el cual lo llevó de nuevo a la cárcel.
Pasaron seis años, para luego incorporarse al movimiento de 1821, en donde Arce corona su ideal al firmarse el Acta del 15 de Septiembre de 1821. La cárcel ya era para este patriota algo cotidiano, una vez realizadas las elecciones para la elección de la Junta Provincial, produjo un choque entre liberales y conservadores de San Salvador, por lo que de nuevo Arce es enviado a prisión, de orden del doctor Barrierre, quien por miedo a los sucesos determina que no hubieran ni elecciones y ni Junta Provincial.
El doctor José Matías Delgado, es nombrado pacificador ante los acontecimientos y dispone poner en libertad a Manuel José Arce, quien de inmediato pasa a formar parte de la Junta Provincial.
Arce, va a ser desde su mismo nacimiento la luz de la libertad de los pueblos centroamericanos. Y es que una vez lograda la independencia de Centroamérica del Imperio español, las sombras malignas de los imperialistas no se han dado por vencido. Agustín Iturbide emperador de México, anexa a las Provincias de Centroamérica como parte de su imperio, con el beneplácito de algunas provincias, San Salvador iba ser la rebelde que se opondría ante tal atropello.
En el año de 1822, va a hacer trascendental para la historia patria, cuando Guatemala invade a El Salvador, ya que es la primera derrota de los invasores en el campo del Espinal, donde el patriota Arce derrota completamente las fuerzas de Abos Padilla.
En la historia de la humanidad no siempre el final de los grandes hombres es pacífico, quienes con su luz han señalado los destinos de los pueblos. A pesar que la ingratitud humana es inmensa, generalmente al final reflexiona y los acompaña en la hora de la última prueba.
Los Centroamericanos lamentablemente a partir de nuestra independencia de 1821 a la fecha, hemos presenciado la muerte de innumerables hijos meritísimos e excelsos representantes, a quienes condenamos al olvido y a la reprochable indiferencia, por el solo hecho de haber sido diferentes. Uno de ellos, el ilustre General Don Manuel José Arce, quien muere rodeado de unos pocos amigos, especialmente de la familia Paredes, ignorado de su pueblo y amargado bajo el peso de la miseria, quien sirvió a la Patria por más de treinta años y sacrifico en aras de su libertad el patrimonio, que con tanto sacrifico había forjado.
El 14 de diciembre de 1847, "a las tres de la tarde - dice la Necrología publicada en la "Gaceta"-, murió en esta capital el señor D. Manuel José Arce, uno de los salvadoreños más notables en la historia de nuestra Independencia y de los primeros días de nuestra libertad".
"Sus funerales -agrega- se celebraron en la iglesia de San Francisco con la solemnidad posible, y fue sepultado su cadáver en la de La Merced. Una numerosa y lucida concurrencia acompañó el féretro.
Concurrió el señor Presidente Dr. Eugenio Aguilar, sus ministros y demás empleados públicos y se le hicieron los honores militares correspondientes a su grado".
A juicio del historiador nicaragüense Dr. Modesto Barrios en un estudio que publicó en 1903, relata en estos términos el fallecimiento del prócer Arce en casa del general Fermín Paredes:
"Allí – dice -, cerca del puente de La Vega, a orillas del humilde Acelhuate, un tiempo bullicioso y cristalino arroyo, en cuyas aguas la graciosa indígena contemplaba la imagen de su morena y rojiza faz, y hoy, turbia, sucia y silenciosa corriente, álzase una casa, también humilde y solitaria.
La pobreza la había tocado con su descarnada mano; no había para qué buscar en ella visitantes. Sin embargo, dentro de ella estaba quien fue promotor de la Independencia, pacificador de Nicaragua, esforzado defensor de esta plaza de San Salvador contra Arzú y contra Filísola, y primer Presidente de Centro América; quien gozó muchos y muy merecidos honores; y quien tuvo numerosos amigos, y no escasos bienes de fortuna; y obligó a muchas gentes con mercedes y dádivas.
Allí estaba don Manuel José Arce viviendo del cariño y de la generosidad de esas mujeres del mercado, de inextinguible ardor patriótico, y de gratitud que no marchita ni abate el viento de la desgracia. Allí, a las 3 de la tarde del 14 de diciembre de 1847 expiraba abandonado, olvidado de sus demás conciudadanos. Estaban presentes en la hora fatal, el general Fermín Paredes, sus hermanos Angel María, Policarpo, José María y Agustín del mismo apellido, su sobrino Fermín y don Francisco Navas.
Para uno de nuestros próceres, para un grande y generoso con todos, silencio, abandono, olvido. He aquí la suerte de muchos hombres ilustres".
El sepelio de Arce, se da el día siguiente en la tarde del 15 de diciembre de 1847, después de las honras fúnebres que tuvieron efecto en la iglesia de San Francisco, salió el féretro rumbo a la iglesia de Nuestra Señora de la Merced.
Después de haberse hecho los honores militares correspondientes a su alto grado castrense, sus restos fueron inhumados en el ala derecha de la iglesia de La Merced.
Finalmente, y por gestiones de la Fuerza Armada de El Salvador y el Lic. Pedro Escalante Arce, descendiente del Sr. Gral. Manuel José Arce, se exhuman los restos en la iglesia de la Merced y son trasladados a su último sitial de honor al “Monumento Conmemorativo de los Próceres Salvadoreños de la Independencia Centroamericana”, el cual posee una pared de hornacina en donde en el centro de la pared se encuentran 10 nichos funerarios y en el nicho del centro de izquierda a derecha se encuentran sus restos. Dicho monumento se ubica en las instalaciones del cuartel el zapote, hoy Museo Militar, en el Barrio San Jacinto.

lunes, 9 de septiembre de 2013

PRÓCERES DE LA INDEPENDENCIA CENTROAMERICANA. MANUEL AGUILAR Y BUSTAMANTE

El Presbítero Manuel Aguilar y Bustamante (San Salvador, 26 de junio de 1750-Antigua Guatemala, 25 de mayo de 1819) fue un eclesiástico salvadoreño que participó en los movimientos independentistas de 1811 y 1814, por lo que se le considera uno de los Próceres de la Independencia de El Salvador. 
Fue uno de los hijos menores de Isabel de Bustamante y Nava y del capitán Manuel Aguilar y de León primo hermano del presbítero y doctor José Matías Delgado. 
Además de los otros dos futuros sacerdotes y próceres independentistas, Nicolás y Vicente, este matrimonio también fue el origen de Ana Petrona y Mónica, quienes años más tarde contrajeron respectivas nupcias con Domingo Antonio de Lara y Mongrovejo y Francisco Durán. 
La residencia de la familia Aguilar y de Bustamante se localizaba en la esquina sureste de la Plaza de Armas de San Salvador (hoy Parque Libertad). Tras la muerte de Manuel y en cumplimiento de su testamento, la casa fue traspasada a su primo, el presbítero Juan José de Arce. Después, pasó a manos estatales, por lo que en su predio fueron construidos, en forma sucesiva, el Palacio del Ejecutivo (llamado Casa Blanca, 1866) y los cines Popular y Libertad. 
En 1761, ingresó como estudiante en el afamado colegio de San Francisco de Borja (Antigua Guatemala) en 1761 y se bachilleró en Filosofía el 17 de febrero de 1772. Recibió su tonsura y las órdenes menores del Colegio Tridentino en la iglesia del convento de Capuchinas. El 13 de marzo de 1776 recibió los grados de exorcitado y acolitado, para después obtener el subdiaconado (20 de septiembre de 1776), diaconado (sábado 4 de abril de 1778, en la iglesia del convento de la Concepción) y presbiteriado (13 de junio de 1778, con ceremonia en la iglesia del convento de Santa Catalina). Después fungiría como encargado del curato de Zacatecoluca. 
Se desempeñó durante años como catedrático de Filosofía y Cánones en el Seminario Tridentino de Antigua Guatemala. Aquejado por grave enfermedad en septiembre de 1788, al mes siguiente retornó a San Salvador y acompañó a su sobrino Mariano Antonio de Lara en la rectoría de la Parroquia de Santa Lucía Zacatecoluca (1790-1801). Después, ejerció el curato en esta población desde junio de 1803 hasta mediados de 1808, cuando fue nombrado rector de su antiguo colegio guatemalteco. En 1809, fue designado capellán del convento de las Carmelitas. 

Aunque de avanzadas edades, con sus hermanos tomó parte activa en la gesta libertaria del 5 de noviembre de 1811. Fracasado el movimiento emancipador, fue encarcelado desde octubre de 1811 hasta el 4 de marzo de 1813. Luego del segundo intento insurreccional de enero de 1814, escapó de San Salvador en la noche del 2 de marzo y una semana más tarde, al llegar a la antigua ciudad capital de la Capitanía General, se le ordenó reconcentrarse y fue reducido a prisión en el hospital de San Pedro y en el Colegio de Cristo. 
Muerte 
Pasó sus últimos años en la ciudad de Antigua Guatemala, en la casa de María Antonia Córdoba de Brito, una amiga de sus hermanas. Ante los oficios del escribano José Inocente Calderón de la Barca firmó su testamento el 6 de febrero de 1819 y lo enmendó y renovó el 4 de marzo del mismo año. Falleció a las trece horas del sábado 25 de mayo de 1819 y fue sepultado en la tarde del día siguiente, en una ahora olvidada tumba de la Parroquia de San Sebastián. 
Homenaje Póstumo 
Como homenaje a él y a sus hermanos próceres, un decreto legislativo del 23 de junio de 1932 ordenó que los cantones La Toma, Las Tunas, Santa Lucía, Pishishapa, Piñalitos, Los Mangos, La Florida y El Llano fueran segregados del pueblo de El Paisnal, al norte del departamento de San Salvador, y que con ellos fuera fundado el pueblo de Aguilares, que después llegó a ser villa (30 de septiembre de 1946) y ciudad (25 de diciembre de 1971).

viernes, 6 de septiembre de 2013

PRÓCERES DE LA INDEPENDENCIA CENTROAMERICANA. PEDRO PABLO CASTILLO


Nació en el barrio de Candelaria, municipio de San Salvador el 29 de Julio de 1780, fué alcalde de segundo voto de la ciudad de San Salvador.
Fue partícipe del primer grito de independencia el 5 de noviembre de 1811. Es partícipe en el segundo alzamiento contra las autoridades de la corona española en el año de 1814, era representante de la corona española el gobernador Peynado. En 1814 por presiones del pueblo el gobernador Peynado procedió a detener e incomunicar a los alcaldes de los barrios y a todos los presuntos conspiradores, viéndose obligado por el pueblo a soltar a los reos y a autorizar la celebración de un cabildo abierto, que el pueblo congregado en la plaza exigía a gritos. Los cuarteles se pusieron en estado de alerta para repeler cualquier situación anómala mientras D. Manuel J. Arce, de acuerdo con los alcaldes D. Juan Manuel Rodríguez y Pedro Pablo Castillo, hacían reunir estrategicamente grupos en diferentes lugares de la población para lanzarse a la revolución abierta, tratando todavía de negociar con el jefe Peynado para evitar el derramamiento de sangre, sabiendo que el pueblo estaba insuficientemente armado.
Como Peynado había tomado confianza, por sentirse respaldado por las tropas  y por el batallón de "voluntarios", fue imposible toda negociación.
En horas de esa noche, en la imposibilidad de dar un paso atrás, comenzaron los enfrentamientos por diferentes lugares de San Salvador. Hubo muertos, muchos y calificados heridos, entre los cuales se encontró D. Domingo Antonio d Lara mientras las campanas de la parroquia tocaban a rebato.
La situación en la madrugada fue dominada por las tropas regulares y al amanecer, el jefe político hizo sacar un bando con "música" imponiendo la ley marcial al toque de "queda".
Comenzaron de inmediato las capturas. La mayor parte de los dirigentes del levantamiento fueron encarcelados y se iniciaron las cabezas de los procesos. 
Pedro P. Castillo, en esta asonada de 1814, se le describe como un criollo de armas tomar, pues encabezo una turba de 150 rebeldes que ocuparon la parroquia de San Francisco y opusieron resistencia a las tropas realistas.
Cuando fracaso la insurrección de enero de 1814 una de las primeras ordenes  de captura, dada por las autoridades españolas, fue dictada contra los alcaldes constitucionales: Juan Manuel Rodríguez y D. Pedro Pablo Castillo, no olvidemos que castillo era yerno de Anselmo Aguilera, el arriscado ladino que en San Pedro Perulapán salvó la vida al padre Vicente de Aguilar; a quienes culparon justamente con D. Manuel J. Arce y D. Domingo Antonio de Lara de ser responsable de aquel movimiento revolucionario.
Perseguidos con saña, pronto cayó en garras de la justicia real, D. Juan Manuel Rodríguez; pero D. Pedro Pablo Castillo pudo eludir la persecución. Escondido en la sacristía de la parroquia, el Padre D. Vicente de Aguilar le disfrazo con una sotana suya y su propio sombrero "de teja", proporcionándole también su caballo para que de noche, disfrazado huyera y se salvara. Dirigiéndose a Huizúcar donde poseía una pequeña "heredad", y de ahí partió rumbo  a la costa atlántica de Honduras de donde se embarcó a la isla de Jamaica.
Pedro Pablo Castillo, de haber sido preso nuevamente, hubiese pagado con la vida su reincidencia revolucionaria puesto que, en la revolución de noviembre de 1811 en la hacienda "Miraflores", habia asesinado de propia mano y con agravante de alevosía y nocturnidad, al jefe militar del partido de Zacatecoluca, D. José Gregorio Zaldaña. Capturado entonces fue por la justicia común condenado a muerte, pero logro la libertad por indulto ( ya que el crimen si bien tipificado como delito común era conexo con un delito político), a ruego e instancia de la viuda y de los dos hijos menores de la víctima.
En defensa de su actuación al proporcionar la fuga del perseguido, el padre D. Vicente de Aguilar declaró y mantuvo su dicho en el proceso que se le seguía que lo había hecho movido por un empeño de caridad.
Pedro Pablo Castillo ejerció el oficio de cohetero. El año de 1805 contrajo matrimonio con Francisca Alegría Aquino y la pareja procreo a 4 hijos. La Familia residió por algún tiempo en Cojutepeque y tambien en el barrio de la Merced de San Salvador. Uno de sus descendientes fue León Castillo quien peleó al lado de Francisco Morazán  y que en edad avanzada ingreso a la orden de Los Carmelitas. Gracias a su iniciativa fue construida la primera iglesia de El Carmen en Santa Tecla.

jueves, 5 de septiembre de 2013

PROCERES DE LA INDEPENDENCIA CENTROAMERICANA. SANTIAGO JOSÉ CELIS





Nació en Ahuachapán, en 1782, en momentos en que esta localidad y su actual departamento, junto con el de Sonsonate, pertenecían al territorio de la Capitanía General de Guatemala y no a la Intendencia de San Salvador.

Trasladado a la capital guatemalteca para que recibiera la mejor educación posible en su tiempo, en 1794 ingresó al Colegio Tridentino. El 16 de agosto de 1800 recibió el grado de bachiller en Medicina en la Real y Pontificia Universidad de San Carlos, de la que se licenció el 11 y 12 de agosto de 1802, tras disertar sobre las nuevas ideas para el tratamiento y evolución de las inflamaciones purulentas y gangrenosas.

De regreso en su tierra natal, contrajo matrimonio con la distinguida suchitotense Ana Andrade Cañas, hija de Manuela Alfaro y Bartolomé Cañas, rama paterna por la cual era prima del presbítero, doctor y prócer independentista José Simeón Cañas

Con ese vínculo terrenal y religioso, el licenciado Celis no solo se convirtió en padre de dos vástagos –Santiago José (nacido el 24 de noviembre de 1806) y Leoncio Francisco (venido al mundo el 14 de enero de 1814)-, sino que también se granjeó una envidiable posición en los estratos sociales, políticos y económicos de esa sociedad salvadoreña de inicios del siglo XIX.

Dotado con un profundo sentimiento humanista, fue el primer médico que en tierra salvadoreña experimentó con el frágil suero de la vacuna, con el fin de contrarrestar los mortales efectos epidémicos de la viruela, peste que azotó la región en 1807 y que le permitió ocupar el cargo de vacunador oficial de la Intendencia de San Salvador.

Involucrado en la empresa criolla de la independencia, tuvo participación notable en la gesta sansalvadoreña del 5 de noviembre de 1811. Pero su más grande aporte a la causa libertaria centroamericana brindó en el movimiento revolucionario del 24 de enero de 1814. Dos días más tarde de la fracasada intentona emancipadora, fue capturado y encerrado en el Cuartel del Destacamento del Fijo, ubicado al sur de la ciudad de San Salvador

Durante los meses siguientes, fue vigilado, incomunicado y sometido a crueles torturas, con el fin de que revelara detalles y nombres de otras personas implicadas en los movimientos independentistas. Debido a esas brutalidades, llegó a verse en peligro su estabilidad mental y física, pero su boca se mantuvo en el más absoluto silencio, fiel a sus principios patrióticos y libertarios.

En la noche del sábado 16 de abril de 1814, fue encontrado desvanecido contra los barrotes de hierro de su celda, colgado del cuello por las puntas de su pañuelo de seda o corbatín. Como resultado de esa acción le sobrevino un desmayo. Para intentar reanimarlo, en la madrugada del domingo 17 sus carceleros y un practicante de medicina le ocasionaron un sangramiento excesivo de la vena yugular que, pese a las suturas realizadas, le produjo la muerte al primer mártir centroamericano en la lucha contra el despotismo español.

Al mediodía del lunes 18, su cadáver fue trasladado a su residencia, acompañado de un piquete de soldados, pues las autoridades sospechaban que su muerte podía ser un truco escapatorio. Ese mismo día, unos pocas amistades y familiares acompañaron su cuerpo hasta una fosa abierta en la nave de la antigua iglesia y convento de Santo Domingo (hoy Catedral de San Salvador).

Mientras el galeno estuvo en prisión, le fueron incautadas una porción corta de granos de cacao y su caballo. Luego de su muerte, su familia fue arrojada de sus propiedades confiscadas, entre las cuales se contaban los predios donde décadas más tarde fueron construidos la Casa Ambrogi y el Hotel Astoria, al sur del Palacio Nacional, en el centro de San Salvador.

El 8 de octubre de 1821, las autoridades salvadoreñas posindependentistas le negaron una pensión a su viuda Andrea, quien vivió sus últimos años en la pobreza, auxiliada por su hijo mayor Santiago José, quien se convirtió en sacerdote en 1837 y falleció en 1872.

De Florencio, el otro vástago del matrimonio Celis-Cañas, descendieron Herminia Celis Herrera, Mariana Celis de Montoya, Margarita Celis de Miranda y cinco hijos más.

miércoles, 4 de septiembre de 2013

PROCERES DE LA INDEPENDENCIA CENTROAMERICANA. DOMINGO ANTONIO DE LARA Y AGUILAR.


Domingo Antonio de Lara y Aguilar



Nació en San Salvador, el 30 de agosto de 1783, en el hogar formado por el exalcalde Domingo Antonio de Lara Mongrovejo y Ladrón de Guevara (1740-enero.1797), Ana Petrona Aguilar (¿?-noviembre.1784), hermana de los sacerdotes Nicolás, Manuel y Vicente Aguilar.

Fueron sus hermanos el sacerdote Mariano Antonio (¿Cuscatancingo?, febrero de 1774-¿Olocuilta?, 13.agosto.1843) y Antonia Inés (¿?-marzo.1844), quien en 1800 contrajo matrimonio con el coronel, alférez real, corregidor y alcalde vicentino Rafael de Molina y Cañas. Huérfanos de madre a cortas edades, fueron criados por su abuela materna, Isabel de Nava de Aguilar, y por su tío Nicolás Aguilar.

Desde 1795, el joven Domingo Antonio fue estudiante de Filosofía en la Real y Pontificia Universidad de San Carlos, en la ciudad de Guatemala, donde destacó en el aprendizaje de ciencias naturales y humanidades. Por ello, no resulta extraño que, a inicios del siglo XIX y a bordo de un primitivo planeador de su invención, haya intentado los primeros vuelos salvadoreños desde el cerro e iglesia de San Jacinto.

Abandonados los estudios a causa de requerirse su presencia en la capital de la Intendencia de San Salvador, cambió sus apuntes universitarios por una vida de campo, dedicada casi por completo a la administración de los obrajes de añil de su familia.

El 4 de mayo de 1811 se casó con Manuela Antonia de Arce, hermana de Manuel José Arce. A causa de su involucramiento directo en la jornada libertaria del 5 de noviembre de 1811, sufrió prisión durante varios meses. Una vez libre, tomó parte activa en la revuelta independentista del 24 de enero de 1814 y escapó, herido de bala, de la persecución de las autoridades españolas, para entregarse a ellas en mayo de ese mismo año.

Gracias a las gestiones hechas por su esposa, fue indultado en junio de 1818 y excarcelado al año siguiente. Al salir de su encierro, se dedicó a seguir en la lucha criolla por la emancipación centroamericana de España.

En 1822 fue electo alcalde segundo de la ciudad de San Salvador y diputado del Congreso Provincial de San Salvador. Después de tomar parte en la lucha contra el brigadier italiano Vicente Filísola (1789-1850) y las tropas imperiales mexicanas que ocuparon San Salvador entre 1822 y 1823, el prócer de Lara no aceptó la candidatura para Jefe de Estado que se le propuso y se retiró a la vida privada, en la comodidad de su hacienda.

Una década más tarde, retornó a la escena política como intendente general de Hacienda del estado de El Salvador. Su actitud moderada y sus dotes personales le valieron ser escogido como diputado presidente del Poder Legislativo desde el 6 de agosto al 8 de septiembre de 1832. Desde 1834 hasta 1836, se desempeñó como consejero de Estado y senador nacional ante el Congreso Federal.

Viudo, sus hijas Antonia y Dominga fueron su único soporte en los años finales de su existencia, la cual finalizó entre 1837 y 1844, aunque se ignora el lugar y fecha exactos de su fallecimiento.

martes, 3 de septiembre de 2013

PROCERES DE LA INDEPENDENCIA DE CENTROAMERICA. JOSÉ CECILIO DEL VALLE


Biografía de José Cecilio del Valle



José Cecilio Díaz del Valle (nació en Choluteca un 22 de noviembre de 1780 – falleció en Guatemala el 2 de marzo de 1834). Fue un filósofo, político, abogado y periodista hondureño. Realizó sus estudios en la Universidad de San Carlos de Guatemala, que lo forjaron en el amor a las ciencias, y que lo hacían buscar e investigar incansablemente en los libros, los hechos y las cosas. Su espíritu investigador penetró en los estrados del conocimiento y su poderosa inteligencia lo llevó a cristalizar enseñanza, pensamiento y ciencia. Escribió sobre matemáticas, filosofía, geografía, historia, botánica, mineralogía, religión y derecho.

Valle, un hombre de ideas moderadas, creyó fervientemente en el derecho de los pueblos a obtener su libertad y en los cambios socio-políticos. Pero estaba convencido, que estos debían llevarse a cabo despacio, como una especie de evolución social. Por esta razón, cuando Centroamérica se preparaba a declarar su independencia, Valle pensó que no era el momento justo para hacerlo y la condicionó bajo el argumento, que primero debía oírse el voto de la provincias.

Una vez adoptada la Independencia, Valle se convirtió en un acérrimo defensor de la misma. Cuando surgieron las intenciones de anexar Centroamérica a México por parte de los simpatizantes del estilo monárquico de gobierno, Valle se pronunció en contra de ello. Al final, los ‘anexionistas triunfaron y Valle se vio en la necesidad de luchar por la independencia Centroamérica en México. El 12 de abril de 1823, presentó pruebas contundentes, demostrando que la anexión no tenía bases jurídicas, legales o morales por lo que solicitó al congreso mexicano su nulidad.

De regreso en Guatemala, Valle se convirtió en candidato presidencial, por el partido conservador. El pueblo centroamericano lo elige su presidente, sin embargo, este resultado desconcertó a los liberales quienes aspiraban a dominar en el ánimo del gobernante. Éstos consideraron imposible dominar a Valle, ya que era un hombre de vasta instrucción, por lo que apelaron a expediente de falsear el computo de la elección. Para esto, contaron con la ayuda de los conservadores que no eran leales a Valle. ” Ambos entraron en arreglos, formaron una coalición que dio en tierra con la votación popular, y eligieron en el congreso…al General Manuel José Arce, Presidente de Centro-América.”

El legado de Valle, quedó plasmado en una serie de artículos, discursos y proyectos en los que identificaba los males que sumían a la Nación en el atraso, al mismo tiempo que proponía una serie de soluciones para salir de esa situación. Era optimista en cuanto al potencial de Centroamérica, pero sabía que para realizar ese potencial habría que hacer una gran inversión en educación e infraestructura, involucrando a todos los habitantes de la región en el proyecto de nación que tenía en mente. Desafortunada mente, sus ideas no llegaron a implementarse, ya que en los primeros años de vida independiente el país tuvo serias dificultades políticas y económicas que, en última instancia, llevaron a la desintegración de Centroamérica.
Primeros años y educación

José Cecilio del Valle nació el 22 de noviembre de 1780 en Choluteca, una comunidad localizada a orillas del río del mismo nombre, hoy parte de la República de Honduras. Sus padres fueron don José Antonio Díaz del Valle y de doña Gertrudis Díaz del Valle, criollos, de buena posición económica, y terratenientes dedicados a la agricultura y ganadería. Otros parientes cercanos de José del Valle además de la ganadería se dedicaron a la política. Su bisabuelo, José Díaz del Valle, quien llegó a tener en sus haciendas más de dieciséis mil cabezas de ganado, fue alférez mayor y regidor perpetuo de Choluteca, y de origen andaluz. En su escudo familiar llevaba una leyenda que decía “El que más vale no vale tanto como vale Valle”. Su primo Dionisio de Herrera fue Jefe de estado de Honduras (1824) y de Nicaragua (1830). Hijo de Paula Díaz del Valle y de Juan Jacinto Herrera y Rivera quien también fue Teniente de Milicias y Alcalde Mayor de Tegucigalpa.

Los padres de José Cecilio, deseosos de educar a su hijo de la mejor manera y no encontrando en la provincia de Honduras un centro adecuado, se trasladaron a Nueva Guatemala, capital del Reino de Guatemala, en 1789. “La situación de Guatemala en cuanto a la vida moral y literaria aventajaba por mucho a la de Honduras”. Aún así, la enseñanza era subdesarrollada ya que esta, se encontraba casi paralizada debido a la influencia de las instituciones de la colonia. Según José Milla y Vidaurre ” Las doctrinas atrevidas que en” Europa ” habían producido una transformación completa en las ciencias morales y políticas, apenas eran conocidas en” Guatemala. Esta era la situación del Reino, cuando Valle hacia el aprendizaje, de la primeras letras. Eso fue hasta que hombres como: Rayon, Villaurrutia y el costarricense, José Antonio Liendo y Goicochea entre otros, se propusieron reformar el plan de estudio en Guatemala.

A los 12 años de edad, el joven José asistió por un tiempo a la escuela de los hermanos betlemitas y posteriormente al Colegio Tridentino con el fin de aprender latín. Al terminar en la escuela primaria, José del Valle, se convirtió en discípulo de Goicochea. Este le abrió la puerta, y “despejó las vías que Valle debía recorrer como hombre de ciencias y letras”.

En 1791 ingresó a la Universidad de San Carlos, donde estudió Derecho Civil y Canónico. Se graduó de bachiller en filosofía en 1794. En 1795 falleció su madre, lo que lo llevó a interrumpir sus estudios. En 1803 obtuvo el título de abogado y comenzó a ejercer su profesión de inmediato. Continuó sus estudios sobre Idiomas, Derecho, Economía, Ciencias Naturales, Políticas, Finanzas, Historia, Geografía, y Matemáticas.El 12 de octubre de 1812, contrajo matrimonio con Josefa Valero Morales, originaria de Comayagua.
Formación laboral

“Por su conducta intachable, y por sus sólidos y vastos conocimientos” de las leyes de Castilla e Indias “y en su calidad de hijodalgo aunque nacido en América”, Valle tuvo casi el mismo privilegio de los españoles. Entre 1803 y 1821, Valle fue funcionario del gobierno colonial. En mayo de 1805, Valle fue nombrado, Diputado Interino de la Comisión Gubernativa de consolidación, Defensor de Obras Pías y Censor de “La Gaceta de Guatemala”.

En febrero de 1806 se convirtió en Asesor del Consulado de Guatemala. En marzo del año siguiente fue nombrado Fiscal del Juzgado de los Reales Cuerpos de Artillería e Ingenieros del Reino y en Abril 1808, Asesor de los Reales Cuerpos de Artillería e Ingenieros del Reino. En 1813 cuando tiene lugar la conjura de Belén Valle desempeña el cargo de Fiscal de los Reos del estado.

En marzo de 1820, cuando Fernando VII se ve obligado a restaurar la Constitución de 1812, se llevaron a cabo en [sociallocker id="21455"]Guatemala elecciones de representantes legislativos y ejecutivos, oportunidad en la cual, Valle fue elegido Alcalde de la Ciudad de Guatemala a comienzos de 1821, desempeñándose en este cargo hasta mayo de ese año cuando fue nombrado Auditor de Guerra.
El legado de José Cecilio del Valle

El legado de Valle, quedó plasmado en una serie de artículos, discursos y proyectos en los que identificaba los males que sumían a la nación en el atraso, al mismo tiempo que proponía una serie de soluciones para salir de esa situación. Era optimista en cuanto al potencial de Centroamérica, pero sabía que para realizar ese potencial habría que hacer una gran inversión en educación e infraestructura, involucrando a todos los habitantes de la región en el proyecto de nación que tenía en mente. Desafortunada mente, sus ideas no llegaron a implementarse, ya que en los primeros años de vida independiente el país tuvo serias dificultades políticas y económicas que, en última instancia, llevaron a la desintegración de Centroamérica.

Además de su aporte cultural a nuestro país y América Latina es incomparable y entre los cuales podemos mencionar.

Redactó el Acta de Independencia de Centro América.
Fundo el periódico “El amigo de la Patria”.
Fue precursor del latinoamericanismo.
Ocupo innumerables puestos públicos
Asesor de los Juzgados de la 1º Instancia de la Artillería y Consulado
Fiscal Interno de la Real Audiencia.
Alcalde electo de la Ciudad de Guatemala en 1820
Auditor Interno de Guerra de la Capitanía General de Guatemala, 1821.
Censor de la Gaceta.
Director de la sociedad Económica 1830
Catedrático de la Universidad de San Carlos de Borromeo, de Guatemala
Diputado al Congreso 1829, 1831
Vice-presidente de la Republica de Centro América, 1833

Valle ayudo a que la región pasara a formar parte de una confederación con el recién creado Imperio mexicano de Agustín de Iturbide. Valle represento a la provincia de Tegucigalpa en el Congreso mexicano (1822), y se convirtió en secretario de Asuntos Exteriores en el gobierno de Iturbide. El Imperio fue disuelto en 1823, después de lo cual, Valle regreso a Guatemala, y en 1824 se presento como candidato a la presidencia de las provincias Unidas del Centro de América (Costa Rica, Guatemala, Honduras, Nicaragua y El Salvador). Auque le falto solo un voto para conseguir la mayoría absoluta, el Congreso le negó el cargo. Gano las elecciones presidenciales en 1834, pero murió antes de tomar posesión de la presidencia.
Sus últimos días
Hacienda La Concepción

“Acostumbraba Valle hacer, con toda su familia, todos los años, una temporada en su hacienda llamada “La Concepción,” distante 18 leguas de Guatemala. Desde fines de Diciembre de 1833 permanecía en esta hacienda, disfrutando de completa salud,” sin embargo, el 1 de febrero de 1834, Valle comenzó “a experimentar distintos padecimientos físicos, aunque no de carácter alarmante. Así continuó por espacio de algunos días, hasta el 22 del mismo mes, en que, á las 5 de la tarde, fue repentinamente atacado de una fuerte fatiga con hervor de pecho, mal de que nunca había padecido, y que era de gravísimo carácter porque casi le impedíala respiración y podía producir una asfixia. En fuerza de los solícitos cuidados de la familia, Valle tuvo algún alivio, pero la enfermedad continuaba”.

El 1 de marzo, “salió la familia de la hacienda, conduciendo al enfermo en una camilla arreglada rumbo a la capital, en la manana del mismo día el enfermo sintio un ligero alivio pero en la noche inesperadamente se agravo el mal del enfermo manifestandose en particular, su gravedad por un prolongado delirio. Pasó el delirio y vino una ligera calma; pero después, en la madrugada, acometió al enfermo un nuevo ataque de fatiga: Valle se asfixiaba. La familia, con redoblados es fuerzos, logró calmarlo, y continuaron su marcha para la hacienda “Corral de Piedra”, distante 12 leguas de la capital de Guatemala. Pero á media jornada, y á eso de las 10 de la mañana del domingo 2 de Marzo, en medio de una de las llanuras del camino, la camilla hizo alto: Valle se moría; la enfermedad le asestaba su último golpe”.
Muerte

El 2 de marzo de 1834, “en un camino desierto, yermo, e inhóspito, en donde se levantaban enormes nubes de polvo, y en donde el sol calcinaba con sus rayos la humanidad de los caminantes, rodeado únicamente por su familia y los arrieros”, falleció Don José Cecilio del Valle. El enfermo, tuvo tiempo de pedir los auxilios del confesor, y dijo, entre otras cosas, a su Capellán “Padre, conozco que ya estoy en el último periodo de existencia, y necesito de los auxilios espirituales para devolver mi alma al Creador que me la dio.”

El cuadro clínico presentado por don José del Valle antes de su muerte, es el de un infarto del miocardio, complicado por insuficiencia cardíaca izquierda en su forma más grave que es el edema agudo del pulmón. Esta condición clínica se manifiesta con factores predisponentes que estaban presentes en este caso, como lo son la personalidad tipo A; la tensión emocional y ansiedad; el sedentarismo…Todo ello es prueba de la enfermedad coronaria que terminó con la vida del Sabio Valle, a edad relativamente temprana.
Repercusiones

La muerte de Valle, “el más grande pensador y erudito hasta la fecha ha nacido en Centroamérica” fue todo un acontecimiento político, ya que “estaba electo Presidente de Centro América…obtuvo la mayoría de los votos; pero el destino había decidido que jamás fuera Jefe de la nación. La muerte cerró sus ojos antes de que los pliegos se abrieran.”

Marure consagra a Valle el siguiente párrafo de las efemérides: “Perdió Centro-América, con el fallecimiento del licenciado José del Valle, a uno de sus más distinguidos hijos. Conocido ya desde el tiempo del Gobierno español por sus grandes talentos y extraordinario saber; luego que se proclamó la Independencia, fue elevado á los primeros destinos de la naciente República…el siguiente año concurrió á las Cortes de Méjico, en donde sostuvo victoriosamente los derechos de su patria y sobresalió por su elocuencia y laboriosidad”.

Jeremy Bentham y otros ilustres escritores de Europa le honraron con su amistad, y la Academia de ciencias de París, le inscribió en el catálogo de sus miembros. La memoria de este distinguido centroamericano fue justamente honrada por sus compatriotas: la Asamblea de Guatemala acordó, en 13 de marzo del mismo año de 34. que su retrato fuese colocado en el salón de sesiones, y que en demostración de sentimiento por su muerte, todos los funcionarios públicos vistiesen luto por tres días. El 9 de abril siguiente la Asamblea del Salvador decretó los mismos honores fúnebres a la memoria de Valle.”

fuente: https://redhonduras.hn/personajes/jose-cecilio-del-valle/